La Fiscalía de Génova abrió una investigación para esclarecer las causas del derrumbe el martes de un tramo de un puente la ciudad, que causó al menos 37 muertos, y teme que la razón haya sido un error humano.

«No ha sido una fatalidad, sino un error humano», dijo Francesco Cozzi, el fiscal general de Génova.

De igual forma explicó que la investigación tratará de responder a la pregunta, ¿por qué sucedió?: «Este es nuestro objetivo y para lograrlo haremos todo lo que sea necesario», agregó.

El balance provisional es de 37 muertos y 16 heridos, 12 de ellos graves, según la delegación del gobierno en Génova.

El martes, un tramo de cien metros del puente Morandi, que tiene un kilómetro de longitud y una altura de 90 metros, se vino abajo y sepultó a varios vehículos bajo los escombros.

La retirada de escombros continúa, en el área trabajan bomberos, policía municipal, estatal, miembros de protección civil y equipos de emergencia que buscan posibles supervivientes y limpian la zona con la mayor celeridad posible.

El gobierno italiano se trasladó a Génova para mantener una reunión extraordinaria y decidir qué medidas tomar.

Danilo Toninelli, el ministro de Infraestructuras, exigió la dimisión de los directivos de la concesionaria Autoestrade per l’Italia, filial de Atlantia y responsable del mantenimiento del puente.

Matteo Salvini, el ministro del Interior, dijo que lo mínimo que puede hacer el Ejecutivo es retirar la concesión a la compañía.

«Una compañía, como la que maneja ese tramo de autopista, que genera miles de millones de ganancias, debe explicar a los italianos por qué no ha hecho todo lo posible para reinvertir una parte de esas ganancias en seguridad», declaró a una emisora de radio.

Stefano Marigliani, el directivo de la compañía, garantizó que las labores estaban siendo supervisadas y que no había elementos que advirtieran de un inminente peligro.

También el inspector Settimo Martinello, director general de 4 Emme, empresa que se ocupa de inspecciones y controles en puentes del país, recordó que muchos puentes italianos tienen riesgo de derrumbarse y que cada años se vienen abajo varios.

El siniestro en Génova fue el último de una serie de puentes que se hundieron en los últimos años, el más reciente se remonta a abril de 2017, cuando se desmoronó un viaducto en una carretera de la localidad de Fossano, en la región de Piamonte.


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