Evo Morales, presidente de Bolivia, explicó este viernes que dirigentes del continente le informaron que Mike Pence, vicepresidente estadounidense, “trata de convencer a algunos países amigos de Estados Unidos” para acabar con el gobierno venezolano. 

El mandatario defendió que «una intervención militar sólo va a crear otro conflicto armado» . Asimismo,  añadió que el objetivo de esa operación no sería el presidente Nicolás Maduro, sino «el petróleo venezolano, y eso lo saben los venezolanos».

El presidente de Bolivia dio un ejemplo sonbre la intervención militar de 2011 en Libia, donde se usaron «los derechos humanos y la ayuda humanitaria» como «pretextos» para «invadir y bombardear».

Morales aseguró que, a pesar de la actual crisis política y social en ese país del norte de África, Occidente «no va a intervenir» de nuevo allí porque el petróleo libio es ahora «de las petroleras de EE UU y de algunas europeas».

El dirigente reiteró el carácter «intervencionista» de EE UU  en Latinoamérica y criticó el reciente estatus de Colombia como «socio global» de la  Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) que calificó de «agresión militar a toda la América Latina y el Caribe».

«Cuando no hay golpes de carácter militar, buscan golpes judiciales o congresales», añadió en referencia a Brasil, donde la expresidenta Dilma Rousseff fue destituida por el Senado y el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva continúa en prisión.

El presidente boliviano añadió que el rechazo de Lula a un indulto a cambio de reconocer su culpabilidad demuestra que «es un preso político» y abogó por «la unidad y la fuerza del pueblo brasileño».

«Estoy seguro que vamos a conseguir la liberación de Lula. Si vuelve, algunos países de América Latina otra vez se fortalecerían en esta lucha ideológica, programática, de liberación ante la dominación del imperio norteamericano», afirmó el boliviano, que también expresó su «esperanza» en que los candidatos de la izquierda tengan buenos resultados en las próximas elecciones de México y Colombia.

«Tengo mucha confianza en los movimientos sociales» de América Latina, dijo el mandatario, pues se organizan «para luchar y conseguir reivindicaciones ante el patrón Estado o el patrón privado» expresó Morales.

«En el caso de Bolivia no hay patrón Estado, el Estado es esclavo del pueblo. En otros casos los pueblos reaccionan cuando las demandas no son atendidas», añadió.

 El presidente boliviano dijo que en algunos países donde vuelve el modelo neoliberal, hay concentraciones y marchas por lo que mientras exista el imperio y el capitalismo, la lucha seguirá en los pueblos de todo el mundo.

Morales se encuentra este fin de semana en La Haya, Holanda, para celebrar reuniones privadas con el equipo jurídico que llevan las demandas que Bolivia y Chile mantienen ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ).

La Paz debe presentar antes del 3 de septiembre una contramemoria ante el tribunal para defenderse de las acusaciones de Santiago, que ha denunciado al país vecino por el uso de las aguas del Silala, un curso de agua que nace en Bolivia y cruza la frontera hacia Chile.

Santiago considera que el Silala es un río internacional y ambos países conservan derechos respecto a sus aguas, mientras que La Paz asegura que es una canalización hecha a principios del siglo XX por una compañía chilena en el Potosí y que fue ilegal y abusiva para sus intereses.

El político boliviano está  dispuesto a retomar el diálogo con Chile sobre  los distintos temas, no solo del Silala, sino también de otros pendientes como los campos minados que quedan en algunas zonas de la frontera.

«Tenemos que pensar en grande, en cómo terminar estos conflictos para no dejarlos a las futuras generaciones», concluyó el boliviano, que apeló a restablecer las relaciones diplomáticas con Chile. 


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