Amnistía Internacional espera que la visita de la Alta Comisionada de la Organización de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, a Venezuela sirva para concretar la creación de una Comisión Internacional de Investigación para que las víctimas de violaciones de garantías constitucionales tengan acceso al derecho a la verdad y a la reparación, manifestó Carolina Jiménez, directora adjunta de Investigación para Las Américas.

“Es importante que el Consejo de Derechos Humanos de la ONU asuma la responsabilidad de crear esta comisión porque el acceso a la justicia en el país está negado para las víctimas. Es necesario que los casos más paradigmáticos de violaciones de derechos humanos sean investigados”, afirmó.

Jiménez recordó que el último informe publicado por la ONG que representa, titulado Hambre de justicia: crímenes de lesa humanidad en Venezuela, recoge los ataques que ha sufrido la población venezolana, las ejecuciones extrajudiciales y las detenciones arbitrarias que, al menos desde 2017, son generalizados y sistemáticos.

“Confiamos en que la visita de Bachelet sirva para ver que las violaciones graves de derechos humanos que se cometen en Venezuela pueden constituir crímenes de lesa humanidad; es decir, crímenes que no prescriben, que rebasan la frontera jurídica de un país y que implican, por su gravedad y naturaleza, que la comunidad internacional debe responder ante ellos”, señaló.

La activista de derechos humanos aseguró que la Alta Comisionada se encontrará durante su estancia en el país, que será desde este miércoles 19 hasta el viernes 21 de junio, “con un escenario bastante desolador”, debido a la emergencia humanitaria compleja que sufren los ciudadanos y la continua violación de derechos civiles y políticos. Dichos problemas han obligado a más de cuatro millones de venezolanos a emigrar.

Ante este panorama descartó que la diplomática pueda verse influida por el régimen de Nicolás Maduro y su política de “negación y opacidad”, y mostró fuertes expectativas en la elaboración del informe que debe presentar dentro de las próximas semanas ante el Consejo de Derechos Humanos del organismo multilateral.

“La realidad no puede ser negada. Esperamos que más allá que quieran continuar con una política de negación, la doctora Bachelet pueda escuchar y ver el sufrimiento de muchas personas en el país”, dijo.

Se espera que la alta comisionada pise este miércoles territorio venezolano, ¿ante qué situación se encontrará?

—Michelle Bachelet llega en un momento muy crítico. Venezuela está sumida en una crisis de derechos humanos. Por una parte, la emergencia humanitaria compleja en la que el derecho a la salud y a la alimentación, entre otros derechos económicos y sociales, está siendo fuertemente lesionado con un índice de escasez de medicinas de casi 80%, un colapso del sistema hospitalario e índices de desnutrición infantil, que están subiendo. Por otra parte, continúan las privaciones arbitrarias de la vida, las detenciones arbitrarias, las ejecuciones extrajudiciales y otros graves crímenes de derechos humanos. Básicamente, impiden que las personas puedan expresarse con libertad y sin correr ningún riesgo a su seguridad física o a la posibilidad de vivir en libertad.

¿Por qué acepta el régimen una visita en este momento?

—El 27 de septiembre de 2018 el Consejo de Derechos Humanos votó mayoritariamente por una resolución para que la Alta Comisionada presentara un informe sobre Venezuela. Esto es inédito; nunca en la historia se había votado para que se hiciera un informe específico sobre el país. Claramente la política de negación de la realidad y opacidad, que ha caracterizado al gobierno de Nicolás Maduro en temas de derechos humanos, dejó de ser efectiva. La propia ONU, que es el principal organismo interestatal para estudiar estos casos, está poniendo sus ojos en el país en materia de garantías constitucionales y en ese sentido es probable que hayan decidido aceptar finalmente la visita del equipo técnico de la Oficina de la Alta Comisionada y de la propia Bachelet.

—¿Podría la diplomática verse influida por la cúpula gobernante?

—Ella no llega en un vacío, llega unos meses después de que un equipo técnico de su oficina vino a documentar las violaciones que se cometen en territorio venezolano. El trabajo previo que ha hecho su equipo tendría que garantizar que ya haya insumos para construir un muy buen informe que debe ser presentado por la alta comisionada al Consejo de Derechos Humanos en las próximas semanas.

Durante su estancia en el país, ¿a cuáles debería darle prioridad Bachelet?

—Es difícil hablar de prioridad porque la crisis de derechos humanos es tan generalizada y abarca tantos derechos que son muchos los temas que tendría que tocar una visita de una Alta Comisionada, pero el tiempo es bastante corto. Es muy importante que ella venga a tener conversaciones con diferentes actores políticos y sociales, pero, sobre todo, a escuchar a quienes han sido víctimas de terribles violaciones de su dignidad.

—¿Qué se espera de ella durante esta visita?

—Esperamos que uno de los efectos de esta visita pueda ser la apertura de una Oficina de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos en Caracas. México, Colombia, Honduras y Guatemala tienen en su territorio oficinas de la alta comisionada operando y trabajando, junto con víctimas, sociedad civil y el Estado, para mejorar la situación de derechos humanos en esos países. También que finalmente el país se abra a recibir monitoreo y escrutinio de organismos internacionales de derechos humanos. Por 15 años la Comisión Interamericana de Derechos Humanos pidió el acceso al país, y el gobierno de Venezuela se lo negó; igual pasó con el anterior jefe de la Diplomacia para Derechos Humanos de la ONU y los diferentes relatores. Ojalá que la visita de Bachelet abra las puertas para que el país vea una vez más y, de una manera formal, autorizar la entrada de diferentes mecanismos que contribuyan a mejorar la situación en esta materia.   

Antes de la llegada de la alta comisionada se dio la liberación del diputado Gilber Caro, entre otros presos políticos, ¿cree que podría haber más liberaciones?

—La visita de la doctora Bachelet tiene que ser el inicio de un cambio de rumbo en cuanto a las razones por las cuales estas detenciones arbitrarias de líderes políticos y sociales se han realizado. Le damos la bienvenida a esos gestos, pero nos interesa más que no sean liberaciones gota a gota, sino que puedan hacerse las liberaciones de todas aquellas personas que no deberían estar detenidas y que se ataquen las razones por la cuales estas personas han sido aprehendidas. Y la razón, según hemos podido documentar, es porque existe desde las más altas autoridades una política de silenciar a la disidencia, a los líderes políticos, sociales y vecinales.

¿Amnistía Internacional se reunirá con Bachelet?

—Tenemos la mejor disponibilidad de reunirnos con la Alta Comisionada junto con las otras organizaciones venezolanas de la sociedad civil que están buscando un espacio en la agenda.

—¿Qué le plantearán?

—Le mostraremos el patrón de violaciones de las garantías constitucionales, especialmente lo relacionado con las ejecuciones extrajudiciales y detenciones arbitrarias. (Esto) demuestra que lo que ocurre en Venezuela no son casos aislados de violaciones de derechos humanos, sino que obedece a una política sistemática y generalizada de persecución y de represión que podría implicar crímenes de lesa humanidad.

—¿Qué debería venir después de esta visita?

—Estaremos a la expectativa del informe que la doctora Bachelet tiene que presentar ante el Consejo de Derechos Humanos. Necesitamos que sea un informe con la misma rigurosidad y denuncia contundente con la que se han presentado en años anteriores. Después de la presentación de ese informe, esperemos que se siga visibilizando la situación de derechos humanos en el país y comiencen a implementar algunas de las recomendaciones que pueda hacer, porque la situación es urgente. Cada día que pasa y que seguimos en esta crisis de magnitud tan grande son miles las personas que eligen huir de sus casas o vivir en un país donde su proyecto de vida se ha vuelto inviable.


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