universitarios FARC

Las disidencias de las FARC incrementaron sus acciones este año en las zonas fronterizas de Colombia llegando a extremos como el secuestro y asesinato de un equipo periodístico del diario ecuatoriano El Comercio, lo que para expertos es una evidencia de la internacionalización del conflicto y de las amenazas que se ciernen sobre la paz.

En el primer trimestre de 2018, los antiguos integrantes de ese grupo que decidieron no acogerse al acuerdo de paz firmado en noviembre de 2016 cometieron por lo menos 46 acciones frente a las ocho del mismo periodo del año pasado, según el informe «Trayectorias y dinámicas territoriales de las disidencias de las FARC», elaborado por la Fundación Ideas para la Paz (FIP),

Eso es una señal de que las disidencias, lejos de ser acorraladas por las fuerzas del Estado, se fortalecen con el tiempo y se corre el riesgo de que se salgan de control.

Desde el 10 de junio de 2016 hasta el 27 de marzo de 2018, periodo abarcado por el análisis de la FIP, los hechos violentos atribuidos a las disidencias suman 147 entre emboscadas, activación de artefactos explosivos, reclutamiento forzado y secuestro.

Luis Carlos Villegas, ministro de Defensa, dijo que estos grupos delinquen principalmente en los departamentos de Nariño, Cauca y Caquetá, ubicados en el suroeste del país, así como en Guaviare y Meta.

Todas estas regiones tienen en común el poderío que por años ostentó en ellas la ya desmovilizada guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), los cultivos de coca y el estar cerca a las fronteras.

«Tenemos problemas en la frontera con Ecuador, Venezuela y Panamá. Esos son los tres grandes nuevos focos de la perturbación», explicó Villegas al respecto.

La ubicación estratégica de estos territorios, tanto para el narcotráfico como para huir de las autoridades y refugiarse en otro país, ha hecho que las acciones de las disidencias se tornen cada más fuerte y mediáticas.

Lo anterior genera la sensación entre los colombianos de que el conflicto, lejos de acabarse, está mutando en numerosos grupos criminales que tienen como fin único lucrarse del narcotráfico, el secuestro, la extorsión y la minería ilegal.

«Varias de estas disidencias se han comenzado a transformar en un problema binacional y su actuar inquieta a los territorios de Ecuador y Venezuela, principalmente», aseguraron los expertos de la FIP.

Las fuerzas de seguridad colombianas tienen datos de ataques en las provincias ecuatorianas de Esmeraldas y Carchi; en los estados venezolanos de Apure, Bolívar y Amazonas y en zonas de Brasil en donde ex guerrilleros, al parecer, han engrosado filas de bandas criminales.

Los 1.200 hombres que se calcula que hacen parte de los diferentes grupos de disidentes pertenecen en su mayoría a 10 frentes de las FARC que operaban en el sur y este del país.


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