En la actualidad existen dos “maleficios” de la diáspora venezolana: la invisibilidad y el silencio. En el país de llegada el extranjero forzado puede ser “invisible” para los habitantes o incluso una molestia, reseñó el diario El País en su portal web.

Los ciudadanos que son forzados a emigrar huyen con poco más que unas cuantas direcciones y contactos de amistades que se les adelantaron.

Quizás no hablen el idioma o lo manejan tan defectuoso que las posibilidades de conseguir un empleo son escasas.

Durante la década de los años 20, en Berlín hubo miles de rusos que escapaban de su país sin contactos en la cultura alemana.

Actualmente el acento del venezolano se escucha en las calles de muchos países. La diáspora venezolana se encuentra en todas partes, sus voces se expresan con claridad y vehemencia y desean ser escuchadas.

En el libro Siete sellos: crónicas de la Venezuela revolucionaria de Gisela Kozak Rovero hace referencia a los sellos del Apocalipsis de san Juan para explicar el desastre que ha forzado al exilio a tres millones de personas.

Los 24 cronistas que participan en el libro resaltan los hechos para contar la verdad con precisión.

Con información de El País


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