El presidente de Panamá, Laurentino Cortizo, dijo este lunes que su país puede ser la sede de un diálogo entre todas las partes involucradas en el conflicto venezolano que conduzca, en un plazo definido, a una solución que pase «por un gobierno provisional y fecha para unas elecciones democráticas».

En una entrevista con la cadena estadounidense CNN, Cortizo, quien asumió el gobierno panameño el lunes pasado para el período 2019-2024, dijo que esa «solución integral, negociada y democrática» a la crisis de Venezuela puede alcanzarse «hacia finales de este año o comienzos de 2020» a través de un diálogo serio.

«El tiempo se les está acabando» a las partes en conflicto en Venezuela, alertó Cortizo, luego de citar algunas partes del informe sobre Venezuela presentado por la alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, como que «20.000 niños han muerto de desnutrición» en ese país.

«Si ese dato no te agarra el corazón y te lo achica entonces estamos mal (…) hay que buscar la manera ya, suficiente, (hay que buscar) una solución que involucre a todos. Una solución parcial lo que hace es prolongar por muchos años más el problema», aseveró el presidente de Panamá.

El mandatario panameño, ex ministro y ex legislador de su histórico Partido Revolucionario Democrático (PRD-socialdemócrata), insistió en que su país está abierto para ser la sede de un «diálogo serio, con fecha de cumpleaños», y no de esos «diálogos eternos que no llegan a ningún lado».

Cortizo, de 66 años de edad, se mostró completamente contrario a una posible solución armada en Venezuela, porque «va a causar muchas muertes y siento que va a ser extensa».

«Respeto la posición del presidente (Juan) Guidó, pero no coincido en que la solución de Venezuela sea armada», agregó el jefe del Estado panameño, quien sostuvo que los tiempos en este momento son los apropiados para llegar a una solución integral, negociada y democrática.

Panamá es uno de los más de 50 países que reconocen al líder del Parlamento venezolano, el opositor Juan Guaidó, como mandatario interino de Venezuela, como él mismo se juramentó el pasado 23 de enero después de que Nicolás Maduro asumiera un segundo mandato presidencial consecutivo emanado de unas cuestionadas elecciones en las que no participó la oposición por falta de garantías.

La crisis venezolana, caracterizada desde hace años por escasez de productos básicos y medicinas, una hiperinflación histórica, destrucción del aparato productivo y una inseguridad que deja más de 20.000 muertos cada año según datos de ONG, entró en una etapa de agudización con la asunción del segundo mandato consecutivo de Maduro y la proclamación de Guaidó como gobernante interino. 

Esta etapa ha incluido un fallido levantamiento militar contra Maduro, así como la imposición de sanciones internacionales a altos funcionarios de su gobierno por parte de Estados Unidos, que ha dicho que analiza todos los escenarios para apoyar la salida de la «tiranía» del país petrolero. 

Maduro y Guaidó han iniciado un proceso de diálogo que ha tenido como escenarios Oslo y ahora Barbados, sin que se haya llegado aún a una solución a la crisis.

Millones de venezolanos han abandonado su país en los últimos años debido al conflicto interno, lo que ha sido calificado por la ONU como una de las más grandes crisis migratorias que ha vivido el continente en décadas. 

Hay «más de 4 millones de venezolano que han tomado la decisión de abandonar a su país, un gran país (…) ese es un dolor enorme» para ellos, valoró el presidente de Panamá, uno de los destino de los migrantes del país suramericano.


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