En su primer día en funciones, el gobierno interino de Michel Temer anunció un «cambio de rumbo» para combatir «la peor crisis económica en la historia de Brasil», y trazó una meta difícil de cumplir: un Estado sin corrupción. «Vamos a cortar gastos y privilegios de quienes no los precisan», prometió el ministro de Economía, Henrique Meirelles, que presidió el Banco Central de Brasil en los ocho años del gobierno Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010). Meirelles señaló que habrá recortes en el gasto público, pero afirmó que mantendrán, aunque auditados, los programas sociales que heredan de los 13 años de gobierno del Partido de los Trabajadores, impulsará reformas de las leyes de pensiones y no descartó la creación de otros impuestos.El nuevo ministro de Planificación,  Romero Juca,  fue quien hizo anuncios explícitos:  Temer planea recortar 4.000 puestos de confianza para el final del año y fijar el nuevo objetivo fiscal en el Congreso en las próximas semanas.El gabinete lleva un día en el gobierno y ya ha recibido críticas en particular por la ausencia total de mujeres y negros, «Tratamos de buscar mujeres, pero debido a la agenda (…) no fue posible», dijo el nuevo jefe de gabinete, Eliseu Padilla, y añadió que la ausencia será compensada por la designación de mujeres en cargos no ministeriales que tengan «una importancia similar».El inicio de la era Temer también es cuestionada por la presencia de varios ministros que están en la mira de los fiscales que investigan el megafraude a la empresa estatal Petrobras o que son blanco de procesos por otros delitos en la justicia. El propio Temer ha sido vinculado al escándalo de Petrobrás y  fue condenado  por una corte electoral de San Pablo por pasar el límite de donaciones electoralesOtra polémica la generó la eliminación del  Ministerio de Cultura y la posibilidad de que supriman más carteras. La nueva estructura de gobierno cuenta con 23 ministerios, 9 menos que los gobiernos anteriores.Para este ejecutivo, que llegó al poder sin la legitimidad que dan las urnas y con un bajísimo apoyo popular, la tarea de reencauzar el país no será fácil. Apenas entre 1% y 2% de los brasileños votarían por Temer para presidente, según un sondeo reciente.Tras cuatro años seguidos de crecimiento débil, la mayor economía de América Latina se contrajo 3,8% en 2015 y todo indica que este año su retroceso será igual o peor. Expertos pronostican un crecimiento cero en 2017.DATO Los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro serán un «éxito absoluto», aseguró el nuevo ministro de Deportes, Leonardo Picciani, de 36 años de edad.Picciani es el tercer representante de esta cartera que asume el cargo este año y el quinto desde que Rio de Janeiro ganó la sede de las olimpiadas en 2009Votó contra la apertura del juicio político a la presidente Dilma Rousseff en la sesión del 17 de abril en la Cámar Baja.Suspendida y ahora en la oposición La mandataria suspendida, Dilma Rousseff, dedicó su primera rueda de prensa para medios internacionales, después de la aprobación del impeachment, a criticar el gabinete del presidente interino Michael Temer, reportó O Globo.Rousseff lamentó la falta de algún miembro negro o mujeres en el nuevo gabinete al que calificó de «temporal» e «ilegítimo». «El negro y la mujer es fundamental si quieres un país inclusivo», agregó.»Todo indica que el gobierno de Temer  será liberal con la economía y conservador con las políticas sociales. Hay un gobierno interino e ilegítimo en términos de votos». A la par a su teoría de golpe de Estado, Rousseff aseguró que sufrió un  «sabotaje» a la hora de gobernar y que su salida es «jurídica y política»»Pocos partidos tienen una unidad nacional en el que un líder habla por todos. Brasil tiene la fragmentación política, necesita una reforma política a fondo», agregó.Entretanto, los retratos de Rousseff que están en el Palacio de Planalto iban a ser retirados de las instalaciones, pero Temer solicitó que no lo hicieran por respeto a la mandataria.Países americanos dejaron caer a Dilma Rousseff El continente americano observó con preocupación la caída de Dilma Rousseff,  pero un apego estricto de los gobiernos al principio de soberanía  y su atención puesta en problemas domésticos conspiraron contra una mandataria traicionada también por su escaso carisma, reportó AFP.Aunque el impeachment es apoyado por 61% de los brasileños, el proceso es muy cuestionado. El presidente del centro de análisis Diálogo Interamericano,  Michael Shifter, aseguró que muchos países están «incómodos» con el juicio y observan que «ha sido politizado». Sin embargo, el regreso de Rousseff al poder luce altamente improbable, un motivo por el que los países vecinos «no quieren antagonizar a Temer porque puede quedar hasta 2018″En materia económica «Brasil no es cualquier país debido a su tamaño e importancia.  Los otros países no pueden darse el lujo de respaldar a  Rousseff a costa de no trabajar con el gobierno de Temer, apuntó Shifter.Luego de la suspensión de Rousseff por el Senado, Argentina, el principal socio de Brasil en la región, vio los toros desde la barrera. El gobierno de centroderecha del presidente Mauricio Macri se limitó a llamar a respetar las instituciones del país vecino. «Hay una tradición diplomática de no interferir en los asuntos domésticos de otros países», dijo Joao Augusto de Castro Neves, director de América Latina de la consultora Eurasia Group.A medida que el cerco crecía alrededor de Rousseff, los gobiernos izquierdistas de Uruguay, Venezuela, Ecuador y Bolivia sí expresaron su respaldo a la mandataria. El presidente venezolano Nicolás Maduro y el boliviano Evo Morales se hicieron eco de Rousseff y denunciaron un «golpe de Estado parlamentario». Sin embargo, la crisis brasileña no logró construir consenso para activar respuestas del Mercosur o la Unasur.Sí de apoyo se trata, la Organización de Estados Americanos anunció que consultará sobre la legalidad del pedido de impeachment a la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Su secretario general, Luis Almagro, dio claras señales de soporte a Rousseff visitándola dos veces en el último mes, pero el asunto no fue discutido por los 34 países miembros de la OEA.Rousseff no hizo esfuerzos por denunciar  lo que calificó de «golpe de Estado» fuera de sus fronteras. Al acudir hace tres semanas a la ONU no hizo mención alguna. Muy pocos se imaginaban este escenario hace una década, en la era dorada de la izquierda latinoamericana. El ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva puso al gigante suramericano en la mesa de las discusiones globales, pero con las condiciones económicas menos favorables y el derrumbe de la popularidad de muchos gobernantes no hay mucho apetito por cruzadas regionales. «Rousseff hace diez años hubiese tenido un respaldo mucho más alto», agregó Shifter.Suspenden investigación Menos de 24 horas después de haberla autorizado, la Corte Suprema de Brasil suspendió la apertura de una investigación por corrupción contra el senador Aecio Neves, rival de Dilma Rousseff en las elecciones presidenciales de 2014.El juez Gilmar Mendes declaró que la defensa de Neves había demostrado que no había «hechos novedosos» para pedir una investigación. El máximo tribunal aceptó el pedido del fiscal general para investigar al senador «por los eventuales delitos de corrupción pasiva y lavado de dinero», indicó en un comunicado en su página web.Neves preside el Partido Social-Demócrata brasileño (PSDB, centroderecha), la principal formación que impulsó el proceso de destitución contra Rousseff por maquillar las cuentas públicas. La decisión del juez ocurrió el mismo día de la votación en el Senado que aceptó abrirle un proceso de impeachment a Rousseff y apartarla del cargo mientras evalúa su destitución definitiva.El pedido de indagar a Neves surge de las declaraciones hechas por el ex senador Delcidio Amaral, ex líder del gobernante Partido de los Trabajadores en la Cámara Alta, quien aceptó colaborar con las autoridades tras pasar cerca de tres meses en prisión.  Amaral desató un sismo político en Brasil al involucrar en la trama de Petrobras a Rousseff, su antecesor Luiz Inácio Lula da Silva y al entonces vice presidente Michel Temer.


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