El dirigente de Corea del Norte, Kim Jong-un, prometió nuevos lanzamientos de misiles sobre Japón y aseguró que el disparo del martes, que la ONU condenó de forma unánime, no era más que un preludio.

El lanzamiento por encima del archipiélago nipón de un Hwasong-12 de rango medio supone una nueva escalada en la crisis norcoreana, un mes después de que Pyongyang lanzara dos misiles balísticos intercontinentales que podrían haber alcanzado parte del continente americano.

Tras las pruebas, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, amenazó con una lluvia de fuego y furia a Corea del Norte, que respondió que, como revancha, lanzaría misiles a Guam, un territorio estadounidense del Pacífico donde viven 6.000 soldados estadounidenses y hay instalaciones estratégicas. El martes advirtió en un tono más diplomático que todas las opciones están sobre la mesa.

El Consejo de Seguridad de la ONU, que impuso recientemente una séptima tanda de sanciones a Pyongyang, condenó firmemente el lanzamiento del misil norcoreano.

Pekín y Moscú, dos aliados clave de Pyongyang, respaldaron el texto que no prevé reforzar las sanciones contra Corea del Norte. China dijo que el lanzamiento violó los tratados internacionales y tendrá respuesta.

Estados Unidos pidió a las naciones que cooperen plenamente para disuadir a Pyongyang. El secretario de Defensa, Jim Mattis, dijo que aún hay lugar para la diplomacia.


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