Donald Trump tomó por sorpresa al Pentágono luego de la cumbre con Kim Jong-un, al anunciar que pondrá término a las maniobras conjuntas entre Estados Unidos y Corea del Sur, las que calificó de demasiado provocativas y caras.

“Vamos a parar las maniobras militares, lo que nos ahorrará mucho dinero, salvo que comprobemos que las futuras negociaciones no transcurran como deberían”, dijo el presidente estadounidense en una conferencia de prensa en Singapur, luego de su histórico encuentro con el líder norcoreano, en el que se acordó que Pyongyang abandonará su programa nuclear.

Después de la cumbre, Kim y Trump firmaron un acuerdo mediante el cual los dos países se comprometen a cooperar para desarrollar nuevas relaciones y para “la promoción de la paz, la prosperidad y la seguridad”.

El pacto no establece ningún plazo temporal para la desnuclearización de la península de Corea ni menciona que tenga que ser “completa, verificable e irreversible”, como había defendido la Casa Blanca antes de la reunión.

Trump aseguró que comprobará al detalle el proceso de desnuclearización del régimen de Corea del Norte hasta que se haga realidad. “Vamos a tener que comprobarlo y lo vamos a hacer”, afirmó antes de subir al avión presidencial Air Force One para regresar a Estados Unidos desde Singapur.

En declaraciones a los periodistas el mandatario expresó que confía en que Kim cumplirá su palabra y se deshará de su arsenal nuclear de manera efectiva. “Creo que Kim quiere hacerlo”, recalcó.

Trump señaló, además, que está dispuesto a invitar a Kim a la Casa Blanca y no descartó viajar, llegado el momento, a Pyongyang.

El mandatario estadounidense no dijo cuándo se concretará el cese de las maniobras, y la promesa, que modificaría por completo la posición militar de su país en la región, no figura en la declaración común firmada por los dos dirigentes.

“Mantendremos nuestra postura militar mientras no recibamos nuevas instrucciones del Departamento de Defensa o del Comando Indo-Pacífico”, precisó un portavoz del comando de las fuerzas estadounidenses en Corea del Sur.

El encuentro

 Los dos líderes, que se reunieron durante más de cuatro horas, suscribieron un documento en el que establecen que las conversaciones bilaterales van a continuar, pero no aporta detalles ni un calendario para la desnuclearización de Corea del Norte.

La declaración, bastante vaga, se remite a negociaciones ulteriores para su puesta en aplicación, que comenzarán a partir de la próxima semana y estarán dirigidas por el secretario de Estado, Mike Pompeo, figura clave en el diálogo entre Washington y Pyongyang.

 “Corea del Norte no prometió nada más de lo que promete desde hace 25 años. A estas alturas no hay ninguna razón para pensar que la cumbre desemboque en algo más concreto en materia de desarme”, indicó Vipin Narang, profesor del Massachusetts Institute of Techonolgy.

Analistas recordaron que el régimen norcoreano tiene un historial de promesas incumplidas. “Es una enorme victoria para Kim Jong-un, que hizo una gran jugada con su cara a cara con Trump”, opinó Michael Kovrig, del International Crisis Group en Washington.

El OIEA seguirá de cerca las negociaciones

Yukiya Amano, director general del Organismo Internacional de Energía Atómica, acogió con satisfacción la declaración de Singapur. “El OIEA está listo para realizar cualquier actividad de verificación en Corea del Norte a solicitud de los países en cuestión, y sujeto a la autorización de la Junta de Gobernadores del organismo”, indicó. Desde 2009 Corea del Norte desarrolló un número indeterminado de bombas atómicas gracias a seis pruebas atómicas.

El secretario general de la ONU, António Guterres, celebró como un hito importante la cumbre. “Implementar los acuerdos de hoy y los anteriores, según las resoluciones relevantes del Consejo de Seguridad, requerirá paciencia y apoyo de la comunidad global”, afirmó.

El presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in, calificó el acuerdo de Singapur de acontecimiento histórico que puso fin a la Guerra Fría.

China, aliado de Corea del Norte, aplaudió el comienzo de una nueva historia; Japón, se congratuló por el primer paso hacia una solución; Rusia lo consideró positivo y la Unión Europea dijo que era un paso crucial y necesario.

Irán, sin embargo, advirtió a Pyongyang y señaló que Trump ha incumplido compromisos internacionales, tras el retiro del acuerdo nuclear de 2015, y reclamó la reimposición de sanciones a Teherán.


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