Los ciudadanos de Zimbabue recibieron con un estallido de euforia la decisión de Robert Mugabe de dimitir como presidente, tras casi cuatro décadas al mando del país.

Pese a que el país estaba inmerso en una grave crisis política desde que la semana pasada los militares se alzaran contra el gobierno, la noticia llegó por sorpresa, anunciada por el presidente de la Cámara Baja de este país, Jacob Mudenda, en medio de una sesión parlamentaria que debatió una moción de censura contra Mugabe, impulsada por su propio partido.

Los gritos de alegría y las cornetas de los vehículos inundaron Harare, mientras la gente se abrazaba espontáneamente en la calle. Banderas de Zimbabue y gritos acompañaron bailes y cánticos. Otras imágenes mostraron a niños subidos a tanques bailando al son de la música que resonó en las calles.

Muchos celebraron la intervención del Ejército, que ha aceleró la caída de Mugabe.

“Estoy tan emocionado. Nunca pensé que vería este día. Mugabe ha dimitido durante mi período de vida. Este es un paso hacia el Zimbabue que queremos. No será fácil”, compartió en Twitter Trevor Ncube, periodista del News Day.

Está previsto que hoy se nombre a un nuevo presidente, según se anunció en la sesión parlamentaria.

Los hechos. Mudenda interrumpió la sesión conjunta del Parlamento y el Senado para leer la carta de dimisión de Mugabe como presidente.

“Yo, Robert Mugabe entrego formalmente mi dimisión como presidente de la República de Zimbabue con efecto inmediato”, declaró Mudenda leyendo, en medio de los aplausos, la carta de renuncia del jefe del Estado.

La noticia fue anunciada en una sesión extraordinaria del Parlamento convocado para debatir una moción de destitución de Mugabe, que controló todos los aspectos de la vida pública en Zimbabue desde su independencia en 1980.

De no haber dimitido, las cámaras se disponían a aprobar una moción de censura impulsada por el partido del propio Mugabe, la Unión Nacional Africana de Zimbabue-Frente Patriótico (ZANU-PF), que cuenta con mayoría en ambas salas, y que era apoyada por la principal formación de la oposición, el Movimiento por el Cambio Democrático (MDC-T).

El detonante del alzamiento militar fue la destitución del vicepresidente Emmerson Mnangagwa, forzada por la facción del partido gobernante afín a las ambiciones de la primera dama, Grace Mugabe, de convertirse en la sucesora de su marido en el poder. Desde entonces la ZANU-PF, cofundada por Mugabe, destituyó al veterano líder, de 93 años de edad, como número uno de la formación y lo sustituyó por Mnangagwa, además de expulsar a Grace Mugabe y a sus aliados.

La dimisión de Mugabe ofrece a Zimbabue “la oportunidad de forjar un nuevo camino libre de opresión”, dijo Theresa May, primera ministra del Reino Unido, la antigua potencia colonial del país africano.

“Como el amigo más antiguo de Zimbabue, haremos lo que podamos para apoyar la transición del país”, añadió May en un comunicado.

“En días recientes hemos visto el deseo de elecciones libres y justas del pueblo zimbabuense y la oportunidad de reconstruir la economía del país bajo un gobierno legítimo”, aseguró May.

La primera ministra se comprometió a trabajar con sus aliados internacionales y regionales para ayudar al país.


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