El gobierno chino abrió una investigación a una empresa farmacéutica por un nuevo escándalo de vacunas, debido a presuntas irregularidades en dos de sus productos detectadas este mes, informó este lunes El Diario del Pueblo.

En uno de los casos, las autoridades descubrieron en la compañía Changchun Chang-sheng Biotech registros falsificados de los datos de producción de una vacuna liofilizada contra la rabia para uso humano y también sobre las inspecciones de supervisión. 

La Administración Estatal de Medicamentos china ordenó a la empresa dejar de producir esa vacuna contra la rabia para uso humano por encontrarse restos liofilizados en ella.

Además, el pasado el pasado fin de semana se informó que la misma empresa había sido sancionada con 2,58 millones de yuanes (282.000 dólares) en la provincia de Jilin por deficiencias en la efectividad de una vacuna triple contra la difteria, tos ferina y tétanos. 

El primer ministro chino, Li Keqiang, señaló en un comunicado que este caso ha sobrepasado el límite moral, por lo que anunció el envío de una comisión de inspección para descubrir la verdad lo antes posible y castigar cualquier irregularidad.

La Administración Estatal de Medicamentos confirmó que el resto de vacunas de la compañía ahora disponibles en el mercado no tienen ningún problema de calidad. 

La propia compañía reconoció este lunes que ha recibido una notificación de la Comisión Reguladora del Mercado de Valores en la que se le informa que se ha iniciado una investigación sobre posibles violaciones de la divulgación de información. 

Changchun Chag-sheng cotiza en la Bolsa de Shenzhen, que hoy anunció que ha tomado medidas contra la empresa, aunque esta última respondió que no ha escondido ni omitido información sobre sus recientes problemas. 

China endureció los controles sobre productos sanitarios y alimentarios tras producirse diversos escándalos en los últimos años, que generaron gran preocupación en la sociedad.

El más reciente ocurrió en marzo de 2016, cuando las autoridades chinas anunciaron la desarticulación de una red que comerciaba ilegalmente con vacunas desde 2011 y en la que estaban implicadas al menos 30 empresas y 16 centros de vacunación. 

Esas vacunas no eran transportadas en las condiciones necesarias, especialmente en lo relativo a la refrigeración permanente adecuada, por lo que las autoridades advertieron que podían causar discapacidad e incluso la muerte. 

Un episodio más grave ocurrió en 2008, cuando al menos seis bebés murieron y 300.000 resultaron afectados por la contaminación de leche en polvo con melamina. Ahora, muchos ciudadanos se quejan en redes sociales de que no confían en la leche ni en las vacunas infantiles.


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