La cifra de muertos por el sismo de magnitud 7,5 y el posterior tsunami que golpeó Indonesia  el 28 de septiembre aumentó a 2.045, indicaron las autoridades, un día antes de que se suspendieran las operaciones de búsqueda y rescate.

La Agencia Nacional de Gestión de Desastres detalló en una rueda de prensa que 1.636 personas fallecieron en Palu, la capital de las Célebes Central; 222, en Sigi; 171, en Donggala; 15, Parigi Moutong; y 1, en Pasangkayu.

Los familiares de las víctimas mortales se han encargado de enterrar 1.076 cadáveres, mientras que las autoridades han enterrado en fosas comunes los 969 muertos restantes.

Los últimos datos se completan con 10.679 heridos, de los cuales 2.549 son graves, y 82.775 indonesios atendidos en más de un centenar de centros de evacuados.

El presidente de Indonesia, Joko Widodo, dijo durante la visita a un colegio islámico en Yakarta que la distribución de ayuda humanitaria ha mejorado y se ha restablecido el servicio eléctrico en su mayoría, pero admitió que aún hay deficiencias, según los medios locales.

Las autoridades estiman que más de 5.000 personas se encuentran enterradas bajo el barro en Balaroa y Petobo, mientras que en Jono Oge, donde también ocurrió la licuefacción de la tierra, la destrucción fue menor con 366 edificios dañados, a pesar de que un rio de lodo movió una gran cantidad de terreno.


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