El autodenominado califato que los yihadistas del EI, Estado Islámico, instauraron en Siria e Irak puede haberse hundido, pero los devastadores ataques con bombas en Sri Lanka, que han  causado más de 320 muertos, demuestran que la influencia de la ideología extremista del grupo permanece intacta.

Derrotado en el terreno, el grupo dirigido por Abu Bakr al-Baghdadi, que sigue prófugo, logró inspirar a distancia a yihadistas esrilanqueses que este domingo mataron en ataques suicidas coordinados en iglesias y hoteles de lujo a más de 320 personas. 

El grupo EI reivindicó la matanza este martes a través de su agencia de propaganda Amaq, al afirmar que «los autores de los ataques contra los ciudadanos de los países de la Coalición (anti-EI) y los cristianos de Sri Lanka de anteayer son combatientes del EI».

Los primeros datos de la investigación revelan que dos hermanos esrilanqueses musulmanes que figuran entre los kamikazes tuvieron un papel clave en los atentados.

Los dos hermanos, de entre 20 y 30 años de edad y cuyos nombres no fueron revelados, eran hijos de un rico comerciante de especias. Según la policía, los dos suicidas operaban una «célula terrorista» familiar y desempeñaban un papel clave en el National Thowheeth Jama’ath, NTJ. Los investigadores ignoran todavía si los atentados son obra de esta única «célula» o de equipos separados pero coordinados.

Ya el lunes, una cuenta Telegram pro EI publicó fotos de tres de los presuntos kamikazes, cada uno con un dedo levantado hacia el cielo, y una Kalashnikov en el hombro, con el título «Tres de nuestros hermanos comandos en Sri Lanka», informó el Site Institute. 

Detrás de ellos, colgado en la pared, se podía ver la bandera negra con inscripciones blancas de la organización yihadista. El grupo islamista local National Thowheeth Jama’ath, señalado como el autor de los ataques, «no tiene motivaciones locales, sino que quiere ser parte de la insurrección global del Estado Islámico», explica Zachary Abuza, profesor del National War College de Washington, especialista en grupos yihadistas en Asia del sur. 

«No conocía a ese grupo en particular, pero lo sé es que siempre ha habido en Sri Lanka una comunidad salafista muy motivada», señala. 

«Durante los años de Al Qaeda, desempeñaron un papel de apoyo a la organización transfiriendo dinero, por ejemplo. Son muy buenos, son disciplinados, tienen experiencia técnica, están motivados ideológicamente», añade Abuza.

Nuevo frente

«Después de la caída del califato la pregunta que nos hacíamos todos es: ¿Qué pasará ahora? ¿Puede existir un Estado Islámico sin un Estado? Lo que pasó en Sri Lanka muestra el nacimiento de un nuevo frente: la insurgencia yihadista mundial», afirma este experto. 

El grupo yihadista esrilanqués aplicó lo que Jean-Pierre Filiu, profesor en el instituto Sciences Po de París, califica de «táctica global'», es decir, acciones locales con objetivos globales. 

«El aparato global de Dáesh (acrónimo en árabe del EI) se basa en un grupo local fuertemente arraigado y movilizado», explica Filiu. «Dáesh intenta así compensar simbólica y mediáticamente la pérdida de su santuario sirio-iraquí con una campaña terrorista con vocación global», añade. 

Rohan Gunaratna, especialista en grupos extremistas del sudeste asiático de la Escuela de Estudios Internacionales S. Rajaratnam de Singapur, advierte que Estado Islámico se ha extendido por todo el mundo. Y la red de EI en Sri Lanka es responsable de este ataque: «Algunas personas radicalizadas del NTJ se han unido al EI, pero no todos. Ahora dirigen las operaciones del EI en Sri Lanka, con vínculos con el grupo EI en Siria».

Esta táctica había sido defendida durante mucho tiempo por EI, bastante antes de que una coalición internacional liderada por Estados Unidos pusiera fin a su sueño de un Estado yihadista a caballo entre Irak y Siria.

Y si el grupo yihadista tardó más de dos días en reivindicar la matanza de Pascuas «es porque su organización mediática central está realmente desorganizada», agrega este profesor. 

«No se han recuperado de la pérdida de Raqa» (su autoproclamada capital en el este de Siria). El gobierno de Sri Lanka, que acusa al NTJ del ataque, anunció que investigará si el grupo recibió «ayuda local» y sus «vínculos» con otros grupos para entender «cómo una pequeña organización local pudo hacer todo lo que hizo».

Reacción a la matanza de Christchurch

Por su parte, el gobierno de Sri Lanka baraja que los atentados del Domingo de Pascua pudieron ser una reacción a la matanza de Christchurch, en Nueva Zelanda, donde un supremacista blanco mató a 50 personas en 2 mezquitas. 

«Hemos recibido información de que este ataque fue en represalia a Christchurch en Nueva Zelanda. Lo estamos investigando», reveló en una intervención en el Parlamento isleño el viceministro de Defensa, Ruwan Wijewardene. 

Los ataques en Christchurch ocurrieron el 15 de marzo pasado, cuando el supremacista blanco Brenton Tarrant, un australiano de 28 años de edad, irrumpió con un arma semiautomática en 2 mezquitas de la localidad y causó 50 muertos y otros tantos heridos.


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