Rusia e Irán, aliados del régimen de Damasco, y Turquía, que apoya a los rebeldes, anunciaron ayer un acuerdo para desplegar conjuntamente fuerzas de mantenimiento del orden en la zona de distensión de Idlib, y en «algunas partes» de las regiones de Latakia, Hama y Alepo, en el norte del país, según un comunicado divulgado tras dos días de conversaciones en Astaná.

Esas fuerzas tendrán como misión «prevenir incidentes y enfrentamientos» entre las fuerzas gubernamentales y los combatientes rebeldes, que controlan mayoritariamente la región de Idlib, fronteriza con Turquía y vecina de la provincia costera de Latakia, feudo del régimen. Idlib pasó a fines de julio bajo control de los yihadistas de la exrama de Al Qaida en Siria.

El emisario de Damasco, Bashar al Jaafari, calificó las negociaciones como un «éxito». «Apoyamos toda iniciativa que ponga fin al derramamiento de sangre y al sufrimiento en Siria, suceda donde suceda», declaró.

«Las fuerzas de Asad y las milicias no estarán presentes en ninguna parte de la zona de distensión (de Idlib) y no tendrán ningún papel en las zonas bajo nuestro control», dijo por su parte la delegación rebelde.


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