El español Marc Márquez (Repsol Honda RC 213 V) es matemáticamente campeón del mundo por quinta vez de MotoGP y lo que resta de temporada será para él un paseo triunfal.

Todo lo contrario para el italiano Andrea Dovizioso (Ducati Desmosedici GP18), a quien le tocará sufrir para intentar defender un subcampeonato que peligra por la proximidad en la tabla de su compatriota Valentino Rossi (Yamaha YZR M 1).

Márquez puede afrontar lo que resta de la temporada, todavía tres grandes premios, Australia, Malasia y Comunidad Valenciana, como un reto para saber cuántas victorias más podrá acumular en su cuenta personal hasta el final del año, aunque con la ventaja de saberse campeón y, por ello, de haberse quitado la presión que esa situación representa para los pilotos.

El piloto de Repsol Honda acumula ocho triunfos y es quien más grandes premios ha ganado en la temporada 2018 pero ni eso, ni el hecho de ser campeón le restarán las ganas de continuar sumando victorias e hitos deportivos a su ya de por sí prolija carrera deportiva con apenas 25 años de edad.

Si el futuro inmediato de Marc Márquez se perfila tranquilo y hasta exultante, no sucede lo mismo con quien hasta ahora era su rival más directo para el título, Dovizioso, a quien la caída del pasado fin de semana en Motegi le supuso perder toda la ventaja con que contaba respecto a su perseguidor más inmediato, Rossi, que ahora se encuentra a escasamente  nueve puntos en la clasificación del mundial de MotoGP.

Rossi, nueve veces campeón del mundo, intentará de todas las maneras posibles mejorar su situación en una temporada que no ha sido, de ninguna manera, como él o su compañero de equipo Maverick Viñales hubiesen deseado por las continuas fallas en el motor de su Yamaha que han privado de triunfos al equipo.

Por lo visto en la última válida disputada en Motegi, las Suzuki oficiales debieran ser las «terceras en discordia» de la mano de sus pilotos oficiales Alex Rins y Andrea Iannone.


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