Raqqa, una ciudad destruida durante cuatro años de ocupación y la operación militar liderada por los Estados Unidos y los kurdos que la liberó del extremismo, continua lidiando con al destrucción que le sobrevino, reseñó The washington Post.

«La ciudad todavía está plagada de artefactos explosivos sin detonar y explosivos improvisados, y el hedor de cuerpos en descomposición está por todas partes», detalló Alice Martins, fotógrafa y colaboradora de The Washington Post.

De acuerdo con el portal, los civiles que fueron desplazados durante la operación militar permanecen en campamentos en el campo, algunos hacen viajes de un día a la ciudad para comenzar a reconstruir sus hogares, pero la mayoría no pueden pagarlo.

Las personas que entran a edificios para tratar de recoger los objetos de valor que puedan encontrar  son mutiladas o asesinadas porque que no han sido limpiados de explosivos.

Lea la nota completa en The Washington Post.


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