Los rebeldes sirios desalojaron su enclave de Guta Oriental, destrozado por las bombas, cinco semanas después del comienzo de la ofensiva del gobierno de Siria, que ya controla 90% del territorio de esta región cercana a Damasco.

Más de 107.000 habitantes de las zonas rebeldes de Guta tuvieron que huir desde que comenzó el 18 de febrero la ofensiva de las fuerzas leales al presidente Bashar al Asad.

Las fuerzas rebeldes de la zona, sitiada desde 2013, aceptaron abandonar sus posiciones y retirarse a la provincia de Idlib, que aún está fuera del control del régimen.

Decenas de combatientes y civiles reunieron sus posesiones en la ciudad de Arbin, para luego subir a los autobuses que los llevarán a Idlib, en virtud de un acuerdo apadrinado por Rusia.


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