Más de mil palestinos detenidos en cárceles israelíes iniciaron este lunes una huelga de hambre colectiva, un movimiento lanzado por Marwan Barghuthi, el líder de la segunda Intifada condenado a cadena perpetua.

Esta huelga de hambre pretende acabar con los abusos de la administración penitenciaria, indicó Barghuthi, una figura de la resistencia palestina a la ocupación israelí, en una tribuna enviada al diario estadounidense The New York Times desde su prisión de Hadarim, en el norte de Israel.

Como represalia, el que fuera uno de los impulsores del levantamiento de contra Israel entre 2000 y 2005 fue emplazado en aislamiento, así como otros propulsores de la huelga, indicó Qaddoura Farès, que dirige el Club de Prisioneros Palestinos, la ONG de referencia en los territorios ocupados sobre la cuestión de los detenidos.

La administración penitenciaria israelí informó de la transferencia de Barghouthi de la prisión de Hadarim (norte) a la de Jalame, en la costa.

En numerosas ciudades de Cisjordania y de la Franja de Gaza, miles de manifestantes salieron a la calle en solidaridad con los huelguistas, puesto que la cuestión de los prisioneros encarcelados por el Estado hebreo -6.500 en la actualidad- es central para los palestinos.

Estos últimos años, varios palestinos efectuaron huelgas de hambre individuales para protestar contra los abusos, que les llevó al borde de la muerte y terminaron con acuerdos sobre su liberación. Algunos, sin embargo, volvieron a ser detenidos después.

Apartheid judicial

Esta vez, por primera vez desde hace años, se decidió un movimiento colectivo, para hacer «peticiones humanitarias previstas en el derecho internacional y reconocidas como parte de los derechos humanos», indicó Fedwa Barghuthi, esposa de Marwan Barghuthi, durante una manifestación en Ramala.

Los prisioneros piden, entre otras cosas, teléfonos públicos en las cárceles, derechos de visita ampliados, el fin de las negligencias médicas y de los envíos a aislamiento, así como el acceso a los canales de televisión y a la climatización. La última huelga masiva en las prisiones israelíes se remonta a febrero de 2013, seguida por 3.000 palestinos para protestar contra la muerte en prisión de uno de ellos.

Marwan Barghuthi, gran rival del presidente Mahmud Abas en el centro de su partido Al Fatah y a menudo líder en las encuestas sobre una hipotética elección presidencial palestina, organizó este movimiento, una primicia desde su encarcelación hace 15 años, según su esposa.

«Los prisioneros palestinos sufren torturas, tratos degradantes e inhumanos y negligencias médicas, algunos han muerto detenidos», aseguró Marwan Barghuthi en su tribuna en The New York Times. Barghuthi denunció «un apartheid judicial que garantiza una impunidad para los israelíes que han cometido crímenes contra los palestinos y criminaliza (…) la resistencia palestina».

Cerca de 1.300 prisioneros participan en el movimiento y esta cifra podría aumentar en las próximas horas, declaró Issa Qaraqee, encargado de la cuestión de los prisioneros dentro de la Autoridad Palestina.

El Club de los Prisioneros, hablaba de «1.500» huelguistas. El portavoz de la administración penitenciaria israelí, Assaf Labrati, informó por su parte de «unos 1.100» detenidos en ocho prisiones israelíes, hablando de «medidas disciplinarias ya adoptadas». «La administración penitenciaria israelí no negocia», advirtió.

Abas pidió este lunes «a la comunidad internacional que salve la vida de los prisioneros palestinos en las cárceles israelíes», en un comunicado difundido por la agencia oficial de noticias WAFA.


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