Se veía venir. En abril se conoció la compra de Ediciones B por parte de Penguin Random House, el gran consorcio editorial internacional que desembolsó 40 millones de euros por el sello.

La compañía era una de las pocas extranjeras que se mantenía en Venezuela. Incluso, después de la adquisición mantuvo algunas actividades que se fueron haciendo cada vez más intermitentes, hasta que hace pocas semanas dejó de operar, un proceso lógico debido a que en 2014 Penguin Random House se fue del país.

El 29 de mayo, a través de su cuenta en Twitter, la editorial invitaba a la presentación del libro infantil Tres cuentos en rima de Mónica Montañés, una de las autoras más consecuentes con Ediciones B y quien coordinó la colección Vértigo.

“Estoy muy triste porque Ediciones B se había vuelto un sello muy importante. Apoyaba mucho a los escritores venezolanos. Yo tenía más de 7 libros con ellos. Tendré q buscar otras opciones, que por suerte hay. Sin embargo, es una gran pérdida. Ahora todos los derechos de mis libros vuelven a ser míos”, dice.

Eduardo Liendo se preparaba para la reimpresión con Ediciones B de Los platos del diablo y Los topos, dos de sus clásicos. La compañía ya había publicado Si yo fuera Pedro Infante y En torno al oficio del escritor. “Beatriz Rosado, la gerente general, me envió una carta en tono muy amable. Me explicó las razones por la que tenía que dejar el mercado editorial venezolano y me indicaron que los derechos de autor me iban a ser cancelados hasta noviembre. Tenía un contrato para esas dos obras, por lo que me habían dado un anticipo, pero en vista de lo ocurrido no tengo ninguna atadura. Ya había vivido una situación similar con Alfaguara. Dentro de lo negativo, creo que se han portado bien”, señala el escritor, que con Alfaguara había tenido la oportunidad de reeditar varias de sus obras.

Se quiso conocer la opinión de Beatriz Rosado, pero afirmó que no estaba autorizada para declarar.

Ediciones B agrupa también a Bruguera, Vergara, B de Blok, B de Books y B de Bolsillo. En los anaqueles de las librerías venezolanas todavía se mantiene parte de su oferta: clásicos comoDrácula de Bram Stoker, Frankenstein de Mary Shelley o Las damas de las camelias de Alejandro Dumas. También procuró tener un amplio catálogo de autores venezolanos como Los desterradosde Eduardo Sánchez Rugeles, Alacranes de Rodolfo Izaguirre y Un vampiro en Maracaibo de Norberto José Olivar.

Desde hace dos años también se había hecho popular la publicación de la colección Música para Leer, que incluyó obras como A la hora justa, el libro sobre Sentimiento Muerto de William Padrón y Una idea muy obscena, sobre Zapato 3, del periodista Gerardo Guarache Ocque. De esa serie también es Madera fina de Luis Sabas, sobre los íconos pop de los años ochenta en Venezuela. El libro de entrevistas a figuras como Yordano, Guillermo Carrasco y Frank Quintero era constantemente promocionado en la cuenta en Twitter como uno de los próximos lanzamientos del sello, pero no ocurrió.

Otros sellos. Santillana continúa en Venezuela, pero exclusivamente dedicado a literatura infantil y libros escolares. En 2014, el sello internacional vendió a Penguin Random House sus ediciones generales como Alfaguara, Taurus, Aguilar, entre otros. La transacción no incluyó Alfaguara Infantil y Juvenil.

De allí que en Venezuela sea difícil conseguir títulos recientes como Rendición de Ray Loriga, ganador del Premio Alfaguara de Novela 2017, o Historia secreta de Costaguana de Juan Gabriel Vásquez, publicado por Debolsillo, otra de las divisiones de Penguin Random House, que desde la compra de Ediciones B se ufana de ser “líder mundial de la edición en lengua española”.

Planeta, con base en España, se mantiene en Venezuela a pesar de las dificultades para cumplir el plan del año debido a los costos de producción y demás contrariedades producto del control de cambio. Mensualmente presentan novedades, que se imprimen en el país. Este año hanpublicado De qué hablo cuando hablo de escribir (Tusquets) de Haruki Murakami, El valor de elegir (Ariel) de Fernando Savater y El deseo y el infinito (Seix Barral) de Armando Rojas Guardia.

Novelas o ensayos de Alfaguara, Anagrama o Siruela se pueden conseguir en librerías no pertenecientes a grandes cadenas. En algunas de ellas las novedades son traídas mediante importación directa.

Internet como alternativa

La red se ha convertido en un medio para conseguir las novedades que son imposibles deadquirir en Venezuela, bien sea porque no llegan o por el alto precio de cada ejemplar.

Sin embargo, también existen plataformas en las que es posible descargar en formato epub. Planeta, por ejemplo, tiene publicaciones de autores como Leonardo Padrón y su colección deLos imposibles, pero el pago es en dólares, pues la iniciativa se lleva a cabo en conjunto con Colombia.

También existe Libros en un Click, en la que se consiguen obras de autores como Arturo Uslar Pietri, Francisco Massiani, Miguel Otero Silva, Mariano Picón Salas, Juan Liscano y Rafael Cadenas. Un libro como Una nación a la deriva de Tulio Hernández cuesta 9.600 bolívares.

Pero también hay otros portales en los que se pueden descargar en formato epub, sin ningún costo, novedades como El motel del voyeur de Gay Talese. En estas páginas se pueden conseguir desde clásicos hasta publicaciones recientes que tal vez no se consigan durante un buen rato en las librerías venezolanas.

Editoriales en pie

A pesar de la crisis y los altos costos de producción, en los años recientes han surgido varias editoriales independientes que publican regularmente autores venezolanos. Sin embargo, han dado cabida en sus respectivos catálogos a importantes autores internacionales. Madera Fina este año editó Comí de Martín Caparrós y hace dos años sacó a la venta El cerco de Bogotá de Santiago Gamboa. A mediados de 2017 también publicó El baile de madame Kalalú del venezolano Juan Carlos Méndez Guédez, que originalmente salió en España con el sello Siruela.

Libros del Fuego tiene en su catálogo El fin de la lectura de Andrés Neuman. Recientemente sus títulos estuvieron en la Feria Internacional del Libro de Lima.

Letra Muerta se define como un sello enfocado “en el área de archivo, la reivindicación del valor del libro como fenómeno-objeto y la investigación de literatura con énfasis en la poesía venezolana”. Desde su fundación en 2014 ha publicado Es una buena máquina y Al filo de Miyó Vestrini, Poemas de Ida Gramcko y Otoño (Sic) de Luis Moreno Villamediana.


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