Eritza Liendo, ganadora en 2013 del Concurso Anual para Autores Inéditos de la editorial Monte Ávila Latinoamericana, ofrece al público su segundo libro de relatos, Cambios de último momento: un seriado de 12 historias en las que los personajes se enfrentan a la fuerza de lo inesperado, de lo no previsto. Con sus tramas y sus personajes, Liendo escudriña en las pulsiones y las compulsiones humanas: el miedo, la frustración, la traición, el abandono, la disfuncionalidad familiar y hasta la muerte.

Al decir de Violeta Rojo, las de Cambios de último momento son historias de mujeres e historias de hombres. Mujeres abusadas y mujeres abusadoras. Hombres que se sienten fracasados y que posiblemente lo sean. Mujeres que son demasiado blandas y mujeres que son demasiado duras. Hombres que sueñan con matar y hombres que terminarán asesinando. Gente que viene del pasado, gente que repite en el futuro los hechos del ayer. Hombres que aman y que hacen daño, mujeres que dejan de amar y que destruyen. Niñas malvadas que se convierten en mujeres pérfidas. Padres monstruosos y padres que crían monstruos. Mujeres y hombres que enloquecen por los celos. Hombres pusilánimes y mujeres manipuladoras. Profesores maléficos y madres torturadoras.

La voz del duende

Eritza Liendo cree, conforme a lo propuesto por Antonieta Madrid, que existe un duende que dicta y otro que lleva la mano; que escribir es un trance sagrado y que todo autor actúa como médium entre sí mismo y la historia. Según esta premisa, la pluma del escritor es apenas un portal, un vehículo para que los relatos se hagan realidad. Con ese estado de ánimo es que Liendo escribe y se concentra en lograr un efecto en el lector. “Para eso escribo –señala la autora–. Escribo para remover al lector, para estremecerlo emocionalmente con historias y personajes que lo conmueven en el nivel que sea”.

Para Eritza Liendo, el escribir –así como el quererse– no tiene horario ni fecha en el calendario. Escribe cuando el duende toca a su puerta y se le presenta con una historia. Admite que no tiene rituales especiales ni disciplinas rigurosas: se somete por completo a la “escritoriedad”, ese algo misterioso y ajeno que envuelve la voluntad creadora del autor.

Juegos de memoria

En cada uno de los relatos agrupados en Cambios de último momento, se da un modo de explorar la memoria con su peso, sus vacíos y sus contradicciones. Ya lo dijo Jorge Luis Borges, “somos nuestra memoria, somos ese quimérico museo de formas  inconstantes, ese montón de espejos rotos”. Más allá de eso, historias como «Salsa para pasta», «En-sueños», «Delírium»,  «La piedra que era ella», «Red velvet», «Perfecto amor» y «Cambios de último momento» le ofrecen al lector la oportunidad de experimentar el lado oscuro de la justicia poética. Todo a partir de una verdad que estalla como pirotecnia al final de cada relato: hacer planes lo único que ofrece es una ilusión de control. Lo que verdaderamente determina la vida de personas y de personajes son los imponderables (su reacción ante lo no previsto); frente a ese destino que se tuerce justo en el último minuto. Eso en lo que te conviertes cuando el destino te cambia las señas.


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