Miles de venezolanos que intentaron entrar a Colombia por el paso fronterizo de Cúcuta vivieron momentos de tensión en el puente internacional Simón Bolívar, donde comenzaron a regir nuevos controles de acceso. La multitud, que desde temprano esperó bajo un sol inclemente que las autoridades colombianas revisaran sus documentos, intentó saltarse las vallas metálicas, lo que propició la intervención policial.  A media mañana los cierres se hicieron intermitentes.

Los agentes que habitualmente supervisan el paso fronterizo junto con funcionarios de Migración Colombia recibieron el apoyo del Escuadrón Móvil Antidisturbios de la policía colombiana e incluso fueron movilizadas tanquetas para controlar la situación.

El viejo puente Simón Bolívar, que une San Antonio del Táchira con Cúcuta, estuvo copado de venezolanos que buscaban salir, algunos para comprar comida en Colombia y otros con maletas de grandes dimensiones, síntoma de que se quieren marchar definitivamente.

Una de las personas que cruzó fue la venezolana Mabel Revillas, quien explicó que debió esperar cuatro horas para poder entrar a Colombia. “Habitualmente cruzo la frontera, pero ahora está mucho más complicado”, agregó Revillas, propietaria de una tienda de artesanías que pasa con frecuencia a Colombia en busca de alimentos. Afirmó que “la situación está terrible porque normalmente no hay tanta congestión”.

Diariamente cruzan a Colombia por el puente 37.000 personas, aproximadamente, pero el endurecimiento de los controles ha formado el taponamiento, para muchos insuperable, puesto que los pasaportes venezolanos cada vez son menos.

Entre las medidas que adoptó el presidente Juan Manuel Santos está la suspensión de emisiones de Tarjetas de Movilidad Fronteriza, usadas por los ciudadanos de regiones de frontera para cruzar los límites nacionales.

Revillas refirió que algunos de los vecinos de la zona que intentaron entrar a Colombia con la Tarjeta de Movilidad Fronteriza no pudieron hacerlo, porque la tenían vencida.

Hasta la decisión que tomó Santos, que también incluye el sellado obligatorio del pasaporte, el paso por ese punto limítrofe estaba muy supervisado, no obstante era frecuente que muchos de sus ciudadanos lo cruzaran sin mostrar identificación en ninguno de los dos lados.

El desorden en esta jornada fue total, por lo que la frontera marcada con vallas en medio de un puente para vehículos, que ningún automóvil puede pasar desde hace dos años, fue sobrepasada. Las autoridades colombianas montaron un segundo perímetro para  descongestionar el viejo puente.

Muchos de quienes estaban detrás de las vallas del primer control, intentaron traspasarlo como podían para acortar la espera en medio de la multitud bajo el duro sol.

Diputados de la Asamblea Nacional pidieron al gobierno colombiano que las medidas anunciadas permitan dar asistencia a miles de venezolanos. “Que se active un corredor humanitario en la frontera. No vamos a descansar ni en Táchira ni en Caracas para insistir en que se monten campamentos como paliativos a esta emergencia que vivimos por los caprichos de un gobierno que se alejó de la Constitución”, dijo la legisladora Gaby Arellano.

Brasil busca combatir xenofobia

El gobierno brasileño adoptó una serie de medidas para facilitar la estadía de decenas de miles de venezolanos que huyen de la crisis y para combatir situaciones de xenofobia. “Hay una preocupación permanente por los refugiados venezolanos”, dijo el presidente Michel Temer, que firmó un decreto para otorgar un documento de identidad provisorio a los venezolanos que estén tramitando una solicitud de refugio en Brasil.

Los ministros de Defensa y de Justicia y el jefe de Inteligencia se reunieron el jueves con la gobernadora de Roraima para discutir la situación. “Es un drama humanitario. Estas personas están siendo expulsadas debido a la ausencia total de condiciones”, señaló el titular de la Defensa, Raúl Jungmann. El gobierno pretende hacer un censo y empezar a trasladar a partir de marzo una parte de los 40.000 venezolanos hacia otros estados.

Condena

La Fuerza Sindical, segunda mayor central brasileña de sindicatos, condenó cualquier tipo de prejuicio xenofóbico contra ciudadanos venezolanos en Brasil. El pronunciamiento se produjo un día después de que desconocidos arrojaron un cóctel molotov en una residencia en Boa Vista en la que dormían 13 inmigrantes venezolanos, incluido siete menores de edad.


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