Un día después de los disturbios en el albergue humanitario para venezolanos El Camino, ubicado en Engativá (Bogotá, Colombia), retornó la calma al lugar. Sin embargo, la situación sigue siendo tensa para los residentes de la zona e incluso para quienes permanecen en este sitio.

Los habitantes del barrio Luis María Fernández, sector al que desde hace ocho días llevaron a más de 400 ciudadanos venezolanos que permanecían en inmediaciones del terminal de transporte de Salitre, señalaron para El Tiempo de Colombia que la seguridad ha sido la más afectada desde la llegada de sus nuevos vecinos, que según la administración distrital, estarán allí hasta el próximo 15 de enero.

«Este es de los pocos barrios en donde la gente deja salir a los niños a la calle así tranquilos, ellos salen a jugar en bicicleta, no tenemos mayores problemas de seguridad, pero ahora por cortesía de la implantación de ese barrio que nos pusieron ahí al lado, de ese asentamiento tan irresponsable, pues todo cambió de la noche a la mañana, hay momentos en el que casi hay más policías que residentes», dijo Mario Silva, un un habitante que ha estado en la zona por más de 10 años.

A él se suman las voces de otros ciudadanos, residentes y propietarios de establecimientos comerciales, que dicen estar sufriendo incomodidades por la instalación del albergue humanitario temporal. 

«Aquí tenemos cerca de 18 restaurantes, es una zona de provisión de servicios para las oficinas, para la gente del club de Compensar, la comunidad ya se siente presionada porque con esta gente caminando por ahí, muchos tuvieron que cerrar sus comercios, estar atentos, esto ha generado presiones en la comunidad», afirmó Silva.

Sostuvo que como vecino del refugio, debido a que una de las ventanas de su casa da hacia al campamento, ha sido testigo de los problemas de convivencia y desobediencia que tienen en el lugar. «El otro día para apagar las fogatas que prendieron, que no están permitidas ahí pero aún así las prendieron, vinieron cuatro máquinas de bomberos de Bogotá y dos ambulancias», expresó el ciudadano.

En este momento la situación al interior del campamento está controlada por las autoridades distritales. (Foto: Secretaría de Integración Social).

Son precisamente las reglas que fueron impuestas por la administración distrital para quienes decidieron ir a este sitio, como la prohibición de ingresar comida, las que han generado malestar entre los venezolanos que permanecen en el albergue.

«No nos dejan ingresar nada. La gente que nos quiere colaborar afuera que nos trae donaciones y esas cosas, no dejan ingresar nada, nos tienen ahí prácticamente presos, tampoco dejan que cocinemos nada adentro, llega gente aquí hasta con niños y tampoco los quieren dejar pasar, entonces si somos una sola unión deberían dejarnos pasar a todos», señaló una mujer que se encuentra en el refugio.

Varios de los ciudadanos alegaron que estaban mejor en las carpas que habían ubicado en cercanías al terminal Salitre. «Estábamos bien allá, que acá íbamos a estar mejor, engañados nos trajeron. Nos hicieron botar las cobijas, la comida que teníamos que nos había regalado la gente no la hicieron botar, ellos supuestamente nos iban a tener acá una cocina, baños, esos baños tú pasas, tú no puedes ni orinar ahí, da asco, las mujeres lo que agarran son infecciones en esos baños, no es justo que nos tengan así porque uno también tiene sus derechos», aseveró un venezolano.

Después de los disturbios en el refugio El Camino, Migración Colombia expulsó del país a 15 ciudadanos venezolanos. (Foto: Carlos Ortega | El Tiempo)

Luego de los altercados que se generaron este lunes, la Alcaldía de Bogotá en voz de la Secretaría de Seguridad y de Integración Social, fue enfática en señalar que quienes fueron trasladados firmaron unas reglas y compromisos de convivencia que se tienen que respetar.

«Las donaciones están generando conflictividad al interior, están generando desorden en el exterior, entendemos toda la disposición de la comunidad venezolana y de los bogotanos que han querido apoyar este proceso, pero definitivamente no podemos seguir teniendo esa entrega de donaciones en el espacio público», advirtió Jairo García, secretario de Seguridad.

Cristina Vélez, secretaria de Integración Social, dijo sobre la alimentación que se están dando refrigerios con carbohidratos, con una proteína, una fruta y un jugo. «No es comida caliente. A los niños les estamos garantizando la comida caliente en los jardines infantiles, pero las mamás no están muy dispuestas a llevarlos. Y esa es la única alternativa», expuso.

Finalmente, sobre la preocupación de los vecinos, señaló que siempre ha habido una capacidad de respuesta sobre el campamento y contado con una presencia muy grande de funcionarios sociales y de la Policía. «Esto nos ha permitido responder muy rápidamente en los otros momentos en que ha habido atisbos de riñas o algunos de los problemas como los que sucedieron», explicó la funcionaria.


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