La economía nicaragüense, que se contrajo 4% en 2018, se encamina a su peor crisis económica de los últimos 30 años en medio de un conflicto sociopolítico y humanitario que tiene enfrentado al gobierno con el sector privado.

El gobierno del presidente Daniel Ortega implementó medidas para intentar recomponer la economía en el país, la cual provocará cierre de empresas, más desempleo, mayor informalidad en el mercado laboral, crecimiento del déficit fiscal y aumento de la pobreza.

La crisis comenzó el 18 de abril de 2018 por unas reformas a la seguridad social que fueron abolidas por el Ejecutivo luego de un estallido social que dejó cientos de muertos y de detenidos en protestas.

Las manifestaciones callejeras acabaron con el modelo de alianza y consenso que mantenía el Ejecutivo con el gran capital y los sindicados y que, a juicio del sector privado, había dejado tantos frutos y resultados a Nicaragua.

Diez meses después de haber comenzado la crisis, Ortega impuso nuevas modificaciones a la seguridad social que aumenta la cuota de las empresas y de los empleados en 3,5 y 0,75 puntos porcentuales, respectivamente.

El deterioro económico experimentado en 2018 y el que se espera en 2019 no se puede revertir con medidas económicas, porque su origen radica en la crisis política y socioeconómica que vive el país, argumentó la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides) en un estudio.

La confianza de consumidores, empresarios e inversionistas, así como la seguridad ciudadana y la cohesión social, solo podrán restablecerse con acuerdos políticos que aseguren un cambio en el rumbo de Nicaragua.


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