Los estudios de música y el talento de cuatro venezolanos, junto a sus violines, un piano y un cuatro tradicional, le permitieron sobrevivir en Perú impartiendo clases luego de emigrar por la crisis de su país natal. 

A pesar de su trayectoria en el mundo de la música clásica y su participación en el sistema de orquestas de Venezuela, se vieron obligados a buscar mejores oportunidades. 

Magdiel Hernández, de 31 años de edad, explicó que «El Sistema de Orquestas era el campamento de entrenamiento para nosotros», pero ahora está dando clases de música en Lima, en donde argumenta que «esto es la guerra. Aquí estamos en plena guerra”. 

Zabdiel Hernández, violinista de 20 años de edad y que ha tocado este instrumento la mitad de su vida, dijo referente al el programa de orquestas que le da la oportunidad a los niños tocar en estos sistemas del maestro José Antonio Abreu, que »siempre fue sobre algo más que la música. El maestro Abreu nos decía: ‘En vez de ser un delincuente, tome este instrumento y sea lo mejor que puedes ser'».

Pero durante el proceso de diáspora de millones de venezolanos, relató que la situación de los sistemas de orquestas en Veneuela son decayentes debido a la cantidad de talento que ha emigrado. “Me afectó ver a tanta gente irse”, aseguró Zabdiel. “El Sistema está decaído”.

Samir Sanz, pianista de 28 años quien tocaba con el Conservatorio José Ángel Lamas de Caracas, llegó a Perú con menos de ocho dólares en su bolsillo. Limpiaba un gimnasio y lavaba carros para sobrevivir, “pero siempre buscaba la música”, dijo.

«Me he encontrado con gente aquí que son maestros, que eran gente muy importante en Venezuela, tocando en la calle», dijo Sanz. «Conozco un lutier (persona que construye, repara y ajusta instrumentos de cuerda) muy bueno que está trabajando de mecánico». 

Darvis Coronado, de 19 años, quien estudió canto, trabajó en un mercado, en un taller de soldadura y vendió jugos en las calles antes de tropezarse con el Colegio Nacional de Músicos del Perú, una academia en la que imparte clases de música con sus compañeros venezolanos. 

Esta academia ha sido una ventana de oportunidades para quienes han llegado a la entidad peruana en búsqueda de una mejor vida y proyección de sus habilidades. 

Andrés Saybay, director de una escuela de música, aseguró que la llegada de los venezolanos avivó a un aburrido sistema de música peruano. “La diferencia entre un músico mediocre de conservatorio peruano y un músico venezolano es que el músico venezolano sabe que detrás de él hay un millón igual o mejor que él. Obviamente, va a dar 200% más que el resto», aseveró.

Aunque Perú les ha permitido trabajar dignamente y han puesto a valer sus conocimientos para enviar dinero a sus familiares en Venezuelas, estos músicos aseguran que aún tienen que aprender, deben continuar con su desarrollo y estudio para progresar y no estarcarse. 

«Todos soñábamos con ser migrantes porque queríamos seguir nuestra educación musical en el extranjero», resaltó el pianista. «Pero nunca quisimos irnos así».

Con información de El Nuevo Herald 


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