El diario argentino La Nación dedicó su editorial de este lunes 22 de enero al asesinato de Óscar Pérez y sus compañeros durante el operativo extrajudicial del pasado 15 de enero en el que participaron fuerzas de seguridad del Estado.

El escrito expone su postura ante la violación de los derechos humanos en Venezuela, mostrando el caso de Pérez como uno de los más emblemáticos del régimen de Nicolás Maduro, sumado a la crisis económica que ahoga al país y las sanciones impuestas por la Unión Europea.

Pérez, quien también sirvió como inspector de la Brigada de Acciones Especiales (BAE) del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc), es recordado por rebelarse ante el gobierno el 27 de junio de 2017 cuando sobrevoló un helicóptero en la ciudad de Caracas.

Texto íntegro del editorial de La Nación: 

Al caos económico que tan gravemente ha deteriorado el nivel de vida del pueblo venezolano se agrega la ausencia absoluta del Estado de Derecho, tal como lo confirma el reciente asesinato a mansalva del expolicía Oscar Pérez, en lo que podría definirse como una ejecución extrajudicial que se cobró también otras seis vidas.

Pérez, comando, piloto, buzo y paracaidista, se hizo famoso por sobrevolar y disparar desde un helicóptero robado durante protestas contra el gobierno de Nicolás Maduro, en el centro de Caracas, en junio pasado, para luego pasar a la clandestinidad. Recordemos que se desempeñaba en el capítulo de control y represión del narcotráfico y que reclamaba «la caída del narcogobierno venezolano», pronunciándose «en guerra» contra el «ilegítimo» gobierno de Maduro.

A los 36 años, luego de 16 de vida policial, Pérez fue asesinado frente a las cámaras del mundo acusado de los delitos de rebelión y desobediencia civil. Las fuerzas de seguridad venezolanas identificaron el lugar en que Pérez estaba refugiado y, sin darle ninguna posibilidad de entregarse, lo asesinaron con poderosas armas antitanque. Para Pérez no hubo derecho a la vida ni al debido proceso legal. Solo existió una orden cruel: quitarle la vida.

Frente a la aberrante realidad de Venezuela hay que dejar de lado los silencios cómplices para denunciar lo que allí ocurre. El corriente año permite pronosticar algunos cambios en el escenario internacional: la administración de Donald Trump ha comenzado a presionar con nuevas sanciones personales a los líderes del chavismo, y los gobiernos de Canadá, Colombia, México y la Unión Europea están haciendo lo propio. La Argentina, Brasil, Perú y Chile serán muy críticos de Maduro, quien quedaría cada vez más aislado en la región.

La situación financiera venezolana se deteriora rápidamente. Las sanciones norteamericanas dificultan y encarecen la renegociación de su financiamiento externo, a tal punto que Caracas está ofreciendo pagar importaciones con diamantes, ante la falta de divisas. Políticamente, Maduro recibe sólo los endosos de Bolivia y de Cuba. Los demás países de la región han comenzado a denunciar que la democracia venezolana ha quedado desarticulada en manos del dictatorial régimen chavista.

A todo esto se agrega que este año los venezolanos tendrán elecciones presidenciales. Maduro ha demostrado capacidad de manipularlas arteramente y lo intentará una vez más. Si así ocurriera, el proceso de deslegitimación de su gobierno se aceleraría inevitablemente.

Con las instituciones vulneradas, la economía en crisis y un gobierno cada vez más violento, Venezuela está atrapada en un círculo vicioso que parece ensancharse cada vez más.


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