Aldemiro Santo Choles, secretario de la ciudad de Maicao, Colombia, no imaginó que  tendría que abrir un campamento para los refugiados venezolanos, pero no tuvo otra opción.

Debido a la cantidad de personas que llegaron desde Venezuela, y que vivián en las calles, solicitó ayuda al gobierno federal para instalar el campamento junto a la Agencia de Refugiados de Estados Unidos.

El 8 de marzo se inauguró el complejo con 60 tiendas de campaña tamaño familiar y una larga lista de espera.

«Hay un mayor flujo de personas, gracias a la pérdida de electricidad y agua. Nunca pensamos que la situación se colapsaría tanto», dijo Choles a Vice News.

Las familias solo pueden permanecer en el lugar por seis semana, mientras ahorran dinero y consiguen un lugar para vivir.

«No tenemos la capacidad de establecer un campamento tradicional donde la gente ingresa sin fecha de salida», dijo Federico Sersale, jefe de la oficina de Agencia para los Refugiados para la región de La Guajira.

Para Liliana Méndez, joven de 21 años de edad y oriunda del estado Trujillo, el vencimiento del plazo significa regresar a la plaza donde dormía antes de que abriera el campamento. «Uno viene con la esperanza de encontrar trabajo y enviar dinero a la familia, pero no hay trabajo para los venezolanos», dijo en el último de sus días en el campamento.

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