Con un porte erguido y talante provincial, el escritor Mario Vargas Llosa se ha pasado la vida de la narrativa histórica a la política rebelde. Y de allí a la prensa rosa, en la que ahora se despliega su imagen. Sus 80 años de edad los celebrará en Lunes de Pascua, con nueva pareja, un divorcio a medio camino, seis portadas en la revista ¡Hola! y un verbo que busca ser cada vez más puntiagudo al hablar pero, quizás, ya no tanto al escribir.Aunque en su juventud el premio Nobel de Literatura de 2010 llegó a simpatizar con la revolución cubana y con la rebelión de los militares del 68 en Perú, tiempo después tuvo un desencanto con el socialismo y cambió hacia ideas neoliberales.Adversario de las dictaduras y de la opresión, ha rechazado el cierre de medios y apoyado la libertad de expresión. En una apuesta por la libertad ha dejado clara su posición: ?Hay muchas más razones para ser optimista que pesimista en América Latina. Cuando yo era joven era tierra de dictadores. Lo que queda ahora de las dictaduras, como Cuba o Venezuela, está en hilachas, deshaciéndose?.No es un conformista ni un adulador. Quizás por esto pasa a ser un octogenario escéptico. En su discurso de 1967 dejaba entrever esto, al recibir el primer premio Rómulo Gallegos: ?Advertirles que la literatura es fuego, que ella significa inconformismo y rebelión, que la razón del ser del escritor es la protesta, la contradicción y la crítica?. El escritor recibió el premio otorgado por el gobierno de Raúl Leoni, con un controversial discurso en el que adulaba a la revolución cubana.Vargas Llosa nunca se ha quedado callado. Y menos lo hace ahora. Sobre el candidato a la presidencia de Estados Unidos Donald Trump, dijo que es un «payaso, demagogo, racista y un peligro para el mundo?. De Keiko Fujimori, quien aspira a gobernar Perú, advirtió que es la supervivencia de la tiranía y la coleta de una dictadura. El escritor apoya a Ollanta Humala, en un rechazo a la herencia de Alberto Fujimori, quien lo derrotó en 1990 cuando se lanzó como candidato presidencial.Pero el ganador del Príncipe de Asturias de las Letras en 1986 ha languidecido su perspicacia en la literatura para ser buscado por su opinión política o como portada de la prensa rosa por su romance con Isabel Preysler. Solo en otra ocasión llamó tanto la atención de las revistas del corazón: cuando golpeó en el ojo a Gabriel García Márquez en 1976 en México. De este episodio no se conocen detalles, solo algunos se aventuran a especular que Patricia Llosa, su esposa hasta hace menos de un año, interfirió en la amistad de ambos escritores, quienes se conocieron en 1967 en el aeropuerto de Maiquetía.Hay quien piensa que su trabajo ya no es el mismo y que el escritor nacido en Arequipa ha dejado de ser un referente en la Literatura. Aunque la política siempre ha estado presente en sus obras ?como La ciudad y los perros (1962), rechazada por la cúpula militar, o Conversación en la Catedral que recrea la opresión de la dictadura de Manuel Odría?, críticos han señalado que Vargas Llosa ha perdido carácter por imponer su voz sobre sus narraciones, como sucede en su último libro Cinco esquinas, que aborda la dictadura de Fujimori.En Venezuela, sus libros siempre han estado en las listas de los más vendidos. Su obra Al pie del Támesis fue escenificada en 2008 por el Grupo Actoral 80. Pero su influencia va más allá de lo literario. Ha contribuido en elevar la voz de la crisis del país. ?Hay que agradecerle su lucha frente al régimen venezolano?, dice el poeta Rafael Cadenas. El escritor Diego Arroyo asegura que, como periodista, Vargas Llosa ha defendido la libertad de Venezuela y le ha dado un mayor significado frente al mundo.Para celebrar sus 80 años de edad, prepara una fiesta en el hotel Villa Magna donde asistirán unas 400 personas, incluyendo ex presidentes de gobierno, escritores y miembros de la realeza.


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