La artritis reumatoide (AR) se caracteriza por causar inflamación, dolor, enrojecimiento y deformidad de las articulaciones. El daño óseo causado por la patología es irreversible, por lo que el objetivo de la terapia farmacológica es detener su progresión y aliviar los síntomas, mejorando así la calidad de vida de los pacientes.El médico internista y reumatólogo, Ricardo Riera, explicó que la artritis reumatoide se diferencia de otras patologías básicamente por su distribución en lo que concierne al grupo de articulaciones que perjudica: ?Fundamentalmente se afectan pequeñas articulaciones de las manos y pies. Tiene ocasionalmente algunas manifestaciones extra articulares como nódulos, sequedad de boca, entre otros?, detalló.La patología afecta a ambos sexos y puede manifestarse a cualquier edad, sin embargo es más frecuente en mujeres en la cuarta década de la vida, de acuerdo con Riera. Aunque la comunidad científica aún no ha logrado determinar la causa específica de la AR, se conoce que el sistema inmunológico desempeña un papel importante en el proceso inflamatorio.Hasta ahora los médicos han identificado algunos factores que aumentan las probabilidades de presentar AR, estos son: herencia genética, tabaquismo y antecedentes de algunas infecciones vírales o bacterianas.Inflamación descontroladaLa AR se presenta inevitablemente con inflamación articular. El doctor Riera detalló que el proceso inflamatorio se manifiesta principalmente con signos como dolor, enrojecimiento y tumefacción. El daño articular se constata a través de imágenes radiográficas, ecografía, resonancia magnética nuclear y técnicas de fluorografía o termógrafo.El proceso inflamatorio produce pérdida de cartílago y del hueso. Con el tiempo, y cuando no hay un tratamiento farmacológico apropiado, las articulaciones se vuelven inestables, dolorosas, pierden movilidad y se deforman. Hay diferentes tipos de medicamentos para tratar a los pacientes con AR, los cuales pueden estar orientados al alivio de los síntomas, así como también a minimizar la afección.?Lo que uno logra con el tratamiento es remisión, es decir, un estado de nula o baja actividad de la enfermedad, caracterizado por normalización de exámenes, ausencia de inflamación objetiva y no progresión radiológica de las lesiones?, sostuvo el especialista en reumatología.El dolor y la artritis no son parte normal del envejecimiento, por lo que, ante cualquier molestia o rigidez en las articulaciones por tiempo prolongado, la recomendación es acudir al reumatólogo para obtener un diagnóstico temprano. Una vez comenzado el tratamiento, se vigila mediante consultas y exámenes de sangre regulares, muchos de los cuales miden los niveles de proteínas que indican la presencia de anticuerpos e inflamación. Información: Nota de Prensa


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