Román Lozinski aprovecha un corte comercial de su programa en Éxitos 99.9 FM para atender la entrevista. Se cambia rápidamente de camisa, saca una bolsa de maní con ajonjolí y una hoja en la que apuntó sus respuestas. Doce minutos dura la pausa y el encuentro. Hace lo posible para que se prolongue cinco minutos más. ?Vamos a abrir con ?Uptown Girl? de Billy Joel, o busca una canción más larga pero buena, para ganar tiempo?, le indica al operador de audio.Tiene la agenda mucho más apretada desde que su esposa, la también periodista Anna Vacarella, se encuentra en Nueva York recuperándose de una operación de trasplante de médula. ?Una apendicitis ha retrasado su regreso, que estaba pautado para el lunes. De lo otro está bien, gracias a Dios?.Aunque él ha tenido la oportunidad de viajar a visitarla, Sofía e Isabella, las morochas que nacieron del matrimonio, no han podido ver a su madre en ese lapso, solo por Skype. Para ellas la tecnología se volvió un analgésico ante la distancia.?El rol de madre es insustituible?, asegura Lozinski, quien siempre ha sido el encargado de alistar a sus hijas, hacerles la comida, llevarlas y buscarlas al colegio. Desde que en julio de 2015 le detectaran un linfoma no Hodking a Vaccarella, el comunicador social ha aprendido a conjugar la dinámica de su vida personal con la profesional. ?Algunos oyentes me criticaban y emitían juicios a la ligera. ?¡Caramba! por lo que está atravesando tu esposa y se ve que disfrutas tu programa de radio, hasta te ríes?, escribían. Sí. Es que estás dos horas son las únicas en las que yo no pienso en cáncer, en medicamentos, ni siquiera en mis hijas porque sé que están bien cuidadas con mi madre. La radio se convirtió en mi terapia?.Hacer público el diagnóstico del cáncer de su esposa fue idea de ambos ?luego de que un periodista de farándula diera la información errada?. Desde ese momento hasta ahora la periodista pasó de tener 4.000 seguidores a 603.000 en Instagram. ?Qué bonito que se pueda cuantificar el cariño de la gente. Anna escribe unos textos reflexivos y recibe miles de comentarios con grandes testimonios de gente que se identifica. Eso es una inyección de energía?.En la televisión Lozinski también ha encontrado un refugio. Intermedio es el programa que conduce en IVC desde noviembre. El espacio marca su regreso a la pantalla luego de su renuncia a Globovisión. ?Debo reconocer que la censura nunca me tocó directamente. Pero en un momento vi que había una lista de invitados que no podían ir, que había temas que no se podían tratar. El capital de un periodista es su nombre y apellido, y lo quise preservar?.A pesar del trago amargo, de su paso por esa planta recuerda una anécdota jocosa. ?Yo soy un tipo con un extraordinario sentido del humor, es mi secreto mejor guardado. La gente está acostumbrada a verte serio y encorbatado. Un día, todo el equipo del noticiero estaba desprevenido. Yo estaba cantando tipo lírico en el estudio mientras esperaba la transmisión. Oímos una vocecita que dijo: ?Están al aire?. 38 segundos salió eso en pantalla y se hizo viral?.Lozinksi ríe y regresa al presente. Queda un minuto para volver al aire y una hora para volver a casa, en la que pretende vivir un buen tiempo. ?No descarto la posibilidad de emigrar. Pero si debo aportar algo al país es aquí y ahora?.  


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