Recientemente leí el artículo de la periodista Emily Bingham, de 33 años, quien publicó en su Facebook una foto de una ecografía de un bebé que tomó al azar en Internet. Su acción iba dirigida a todos aquellos que le han preguntado a alguien, por qué aún no tiene un hijo.Como especialista en medicina reproductiva, vi en Emily a muchos de mis pacientes quienes -además de cargar con el dolor de no poder tener hijos- deben tener que lidiar con la imprudencia de mucha gente (incluidos familiares, amigos y desconocidos) que se sienten con todo el derecho de hacer «inocentes» preguntas del tipo: ¿Cuándo vas a tener un hijo? ¿Ya han pensado en darle un hermanito a su hijo?Tal como decía Emily, estas personas no saben cómo sus preguntas aparentemente inocentes, podrían acentuar el dolor que implica sobrellevar un problema de infertilidad o un aborto natural.En ese sentido es importante educar a la gente y dejarles en claro, que el impacto emocional de la infertilidad es alto. No poder tener hijos, conlleva a un dolor del alma similar al que puede sufrir una persona que padece cáncer. Un dolor que, además, la mayoría de las veces, se vive en silencio. Asimismo, someterse a tratamientos para conseguir el sueño de ser padres, muchas veces conlleva a momentos de angustia y ansiedad que -por cierto- son totalmente normales y entendibles.De allí la importancia de que cuando una persona o una pareja se somete a un tratamiento de medicina reproductiva, cuente con un equipo médico que, además de estar capacitado desde un punto de vista técnico, entienda y empatice con el contexto emocional de los pacientes. De hecho, todas las clínicas que ofrecen estos tratamientos, debieran tener en su equipo a una psicóloga especialista en esta patología que vaya de la mano con el tratamiento médico propiamente tal, más unidades de medicina complementaria, como la acupuntura u otras alternativas, porque es primordial que los pacientes se sientan contenidos.Aunque la medicina debería actuar así en todas las situaciones, en los casos de infertilidad, es fundamental recordar que el ser humano que llega a nuestra consulta, debe ser evaluado como un todo para lograr un equilibrio entre el cuerpo y alma.Y ahora que ya sabe por todo lo que deben pasar nuestros pacientes, por favor piénselo dos veces antes de hacer la pregunta «inocente»: ¿Cuándo tendrán hijos? Es mejor aguantarse la curiosidad y entender que en todos los casos la planificación familiar es un asunto personal y privado. Dr. Ricardo Pommer, Jefe Unidad Medicina Reproductiva Clínica Monteblanco


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