El cáncer es mucho menos común en elefantes que en seres humanos, pese a que los enormes paquidermos tienen muchas más células. Esa paradoja es conocida por los científicos y ahora algunos estudiosos piensan que tienen una explicación, la cual pudiera un día llevar a nuevas formas de proteger a las personas de la enfermedad.Comparado con una sola copia en seres humanos, las células deelefantes tienen un importante gen supresor de cáncer, reportan dos equipos de científicos. Ese gen ayuda a las células dañadas a repararse a sí mismas o autodestruirse cuando son expuestas a sustancias cancerígenas.Las conclusiones no son prueba de que esos genes p53 adicionales hacen a los elefantes menos propensos al cáncer, pero si estudios futuros lo confirman, se podría tratar de crear medicamentos que replicarían ese efecto en seres humanos.El doctor Joshua Schiffman, especialista en cáncer infantil en la Universidad de Utah que encabezó uno de los equipos, comenzó su estudio tras escuchar una conferencia hace unos años sobre la paradoja de peto. Eso se refiere al hecho de que animales grandes, como elefantes y ballenas, tienen tasas de cáncercomparativamente más bajas pese a tener muchas más células que especies menores. Cabe resaltar que el cáncer es un crecimiento descontrolado de las células.El conferencista mencionó que los elefantes parecían tener copias adicionales del gen p53. Entre los pacientes de Schiffman hay niños con genes p53 incompletos a causa de una enfermedad llamada síndrome Li-Fraumeni, lo que aumenta considerablemente las probabilidades de que padezcan de cáncer. Así que Schiffman trató de encontrar pistas en la sangre de ocho elefantes, animales de un circo y un zoológico.Su equipo -así como un segundo grupo de científicos- precisó la magnitud del excedente del gen en los elefantes: 20 copias. El segundo equipo conclyó que muchas otras especies tienen una sola copia, como los seres humanos.Schiffman y sus colegas compararon cómo las células de elefantesreaccionan a la radiación, en relación con las células de 10 personas saludables y 10 pacientes con el síndrome Li-Fraumeni.Las células de elefante se autodestruyeron a una tasa que fue el doble de la de las células de personas saludables y cinco veces la de las células de personas con el síndrome. Las células que no se reparan ni se autodestruyen cuando son expuestas a carcinógenos tienden a desarrollar cáncer.


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