Preso por corrupción y abusos de derechos humanos, el ex presidente Alberto Fujimori es para analistas el gran obstáculo en la carrera electoral de su hija.Con 40% de los votos escrutados, la representante del partido Fuerza Popular obtuvo 39% de los votos. El empresario centroderechista Pedro Kuczynski se perfila como el otro candidato a disputar el balotaje del 5 de junio, con 24,2% de votos.En otras circunstancias esa sería una distancia cómoda para Fujimori, incluso si su rival recibiera la mayoría del apoyo que obtuvo la izquierdista Verónika Mendoza, tercera con cerca de 16,6% de los votos según los mismos resultados parciales.Los expertos coinciden en que Fujimori debe parte de su popularidad a su propio padre, quien gobernando de 1990 a 2000 acabó con la hiperinflación y con la guerrilla de Sendero Luminoso.Pero defender ese legado y tomar distancia de los hechos que lo llevaron a la cárcel, o la disolución del Congreso que el entonces presidente decretó en 1992, es un balance difícil para la candidata.»Ella tiene que defender en alguna medida el gobierno de su padre, porque ha heredado ese capital político, y luego tiene que desmarcarse del lado oscuro del gobierno de su padre, que es corrupción y violaciones de derechos humanos», dijo Alfredo Torres, analista y presidente de la encuestadora Ipsos Perú.»El problema es que en eso tiene poca credibilidad, entonces cuando vamos a la segunda vuelta la elección se va a polarizar entre el fujimorismo y el antifujimorismo», agregó en declaraciones a BBC Mundo.¿Nueva cara? Educada en Estados Unidos, casada y madre de dos niñas, Fujimori ya enfrentó su reto actual en las elecciones de 2011, cuando perdió en segunda vuelta y por escaso margen ante el actual presidente Ollanta Humala.Muchos creen que su gran error en aquella campaña fue insinuar que podría darle un indulto a su padre, que cumple una condena de 25 años. Desde aquel entonces, y especialmente en la actual campaña, Fujimori ha intentado vencer la resistencia que genera en un sector de la sociedad por ser asociada al autoritarismo de su padre.A comienzos de mes presentó un documento firmado por ella misma en el que prometió respeto a la democracia y los derechos humanos, descartando que vaya a dar un «autogolpe» como su padre o cambiar la Constitución para mantenerse en el poder.También ha elaborado un mensaje de reconciliación, como parte de una nueva generación política.»La manera como está haciéndolo ella es, primero, que el malo de la película sería (el ex asesor presidencial) Vladimiro Montesinos y no su padre: a él atribuye los peores actos de corrupción y violaciones de derechos humanos», sostuvo Torres.Además Fujimori renovó su partido, Fuerza Popular, marcando cierta distancia del ala dura del fujimorismo, y ha destacado que se opuso a la segunda reelección de su padre en el año 2000.Y en sus primeras palabras tras la votación del domingo, insistió en la necesidad de una reconciliación y prometió combatir la «delincuencia» y el «terrorismo».»Avalancha de críticas» Pero esta mujer que a los 19 años se volvió primera dama de Perú tras la separación de sus padres aun debe recorrer un largo trecho hasta la segunda vuelta de junio. Y la marcha del 5 de abril, que reunió cerca de 30.000 personas para protestar contra el aniversario del «autogolpe» de Fujimori, mostró a la candidata que su apellido aun genera resistencias.»Todavía hay una fuerte impronta respecto al pasado de su padre, para bien y para mal, que tiene que ver con ese estilo populista y antipolítico que fundó Alberto Fujimori y ha heredado Keiko, lo que la coloca en la segunda vuelta», dijo Alberto Cuenca, un psicólogo social que dirige el Instituto de Estudios Peruanos.Los analistas coinciden en que Kuczynski sería un rival que puede disputarle la segunda vuelta a Fujimori con más posibilidades que Mendoza, por generar menos opiniones negativas y atraer votos de centroderecha. Una clave serán las alianzas que Kuczynski pueda tejer para lograr captar votos más allá de los antifujimoristas.Y aunque Fujimori aún puede sumar apoyo, Cuenca descartó que vaya a «reinventarse» completamente para la segunda vuelta.»Tiene que jugar al interior de su propio partido, controlando a muchos congresistas que salen defendiendo al padre y las prácticas del padre», indicó el analista a BBC Mundo.»Y además», agregó, «tiene que defenderse de toda la avalancha de críticas que le va a caer en esta segunda vuelta, sin dudas».


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