Para Marguerite, llegar a París es, a un mismo tiempo, liberador e infernal. Se encuentra con su hermano Pierre, que se ha convertido en delincuente múltiple. Marguerite viste impecablemente y dispone de dinero suficiente provisto por su madre. Su rara belleza seduce a los hombres que conoce. Salta de uno a otro. En 1935 se inscribe en la Facultad de Derecho. A los meses abandona sus estudios y se integra al Ejército de Salvación: se dedica a los más pobres. Un incendio en la pensión en la que vive produce un encuentro inesperado: Jean Lagrolet, hombre cultísimo, melancólico y aspirante a escritor, se convierte en su pareja. Con él lee a Eliot, Faulkner y Conrad. Reanuda sus estudios de Derecho, se inscribe en Ciencias Políticas, asiste a clases de matemáticas, va al cine y al teatro. Subyugada por lo dramático descubre a Shakespeare, Racine, Ibsen y Pirandello. Pronto la política de izquierdas le alcanza. También Nietszche, Kafka y Melville se hacen parte de su vida. Poco a poco logra tomar distancia de Pierre.Entonces no lo sabe, pero los amigos que hace en aquellos tiempos, lo serán para siempre. Uno de los primeros, Georges Beauchamp, le presenta en 1936 a Robert Antelme, que será irrenunciable en su vida. Marguerita tiene un Ford descapotable. El trío inseparable disfruta de la curiosidad y la energía que comparten. Van de excursión. Apuestan en los hipódromos. Marguerite deja a Lagrolet, que intenta suicidarse. Pronto inicia una relación con Antelme, que cambiará a lo largo de los tiempos, pero que no se romperá nunca (dedicaré buena parte de la próxima entrega de esta serie al hombre excepcional que fue el autor de La especie humana). Periódicamente, Marguerite recibe dinero de Saigón, donde su madre hace progresar una escuela. Todo se debate en París y los cafés, cada madrugada. Brillante estudiante, pronto obtiene una titulación en Ciencias Políticas. En junio de 1938 ingresa como Auxiliar en el Ministerio de las Colonias. Sus informes, de calidad fuera de lo común, deslumbran. Asciende rápido. Es designada Agregada de Prensa. Paradoja: le corresponde, entre otras tareas, escribir un libro-propaganda que firmará otro, que se proponía legitimar la acción imperial francesa.Antelme, que se ha incorporado a la infantería, recibe en septiembre de 1939 un telegrama de Marguerite: le urge casarse con él. Ocurre el día 23, en la intimidad y a la carrera. Uno de los testigos de la boda era amante de Marguerite. Se casaba, quizás, para protegerse del miedo a la guerra. Está vinculada a figuras de la  izquierda y la derecha. Durante un año trabaja en un organismo de supervisión editorial, bajo la supervisión de los nazis. En 1942 pierde un hijo, lo que la sume en la culpabilidad. En 1943, año capitular, publica su primera novela, La impudicia, e ingresa con Antelme a la resistencia. Pero la muerte del bebé ha roto algo entre ellos.En noviembre de 1942 conoce a Dionys Mascolo (murió en 1997; escribió libros sobre Nietzsche y Heidegger, entre otros). La atracción fue instantánea. Por primera vez, Marguerite corta sus otras relaciones. En aquellos días recibe un telegrama de su madre, de dos palabras: Paul muerto (su hermano entrañable). Antelme, por su parte, mantiene otra relación. Cuando los dos hombres se conocen, surgirá entre ellos una hermandad que solo romperá la muerte. El tiempo demostrará que Duras convertía a sus amantes en hermanos. Antelme y Mascolo también actuaban como interlocutores literarios, pero ninguno más importante que Raymond Quenau, que se erige como el gran tutor de aquellos tiempos. Muchos han señalado que algunas de las corrientes profundas de la obra de Duras ya están presentes en su primera escritura: el miedo enterrado en el corazón de la niña-amante; la madre envuelta en una perversa relación con el hijo mayor; la injusticia como ley irreversible del núcleo familiar. El cambio del apellido Donadieu por el de Duras, materializa una crítica a ese orden.Georges Beauchamp, Jacques Benet, David Rousset, Francois Mitterrand, Jean Munier, Edgar Morin y otros resistentes constituyen el entorno del activismo de Antelme-Duras. Hasta que en junio de 1944 Antelme es detenido por la Gestapo. Dos meses después será enviado a Buchenwald. Se inicia entonces una fase terrible que ella proyectará cuarenta años después, en su novela El dolor. Cuando termina la ocupación nazi de Francia, a finales de 1944, Marguerite participa en episodios de persecución, interrogatorio y tortura de colaboracionistas. Su complejidad es incesante: ama la vida que anuncia la liberación, pero no logra quitarse de encima el deseo de venganza. Vive bajo el más brutal sufrimiento, el de no saber si Antelme vive o no, si regresará o no. *Continúo el próximo viernes con la tercera entrega de esta serie. 


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