Hacia las comisurasSé que ya nada importa, te convoco una y otra vez. Ahí están nuestros cuerpos, desnudez errática de una tarde de domingo. Viéndonos. Cada cual se abalanza al unísono contra el otro como desconociendo cada comisura, cada instante eterno que entra a través de tus ojos. El relámpago agita esta casa.CaracasCaracas, Caracas, y su corazón tan ácido, muchas caras diferentes, calor, calor entonado en las calles, Caracas es mi costumbre, la ciudad que todos odiamos y extrañamos; un espacio vacío donde las cosas ya nunca más funcionan y donde las noticias no son noticias y donde las gentes ya no están.IndecibleHa sido suave el fluir…La inexistencia culmina y siguen rodando nadas que ya ni son. Me ha guiñado su ojo y el mundo es una gota. Toca el timbre en el apartamento 32 y se encuentra con una situación imposible, su no-ser se ha tornado en una mariposa que mira tras una mujer y esta tras esa ave que muchas veces has visto y que tratará de sacarte los ojos mientras la miras. Ese es su rostro.Su territorio es Uno y los comensales se apresuran. La luz atraviesa ciudades. Instantes, seres sobre un asfalto y ese sol suspendido, tan Brandy Martell que se relaja preguntándose quién es. Estas son perspectivas, agentes naranja.ExilioCuando se aproximó a la soledad del exilio veía aviones, el niño en las afueras huele su lata, y pasan aviones y estas son tan solo plegarias, estas son oportunidades perdidas, son gente de gentes, son aviones y gafas para el sol, son detalles de perfil; tan así, mientras un minuto se abalanza sobre el otro abriendo un diminuto círculo a cuyo alrededor yace lo ilimitado. Y gafas para el sol.AmnesiaPerder la memoria ?toda la vida? y deslizarse por avenidas e instantes repentinos. Ella quiere ver la escenografía del otro lado de las cosas, y otras circunstancias tan extrañas, tan investidas de misterio, incluso para este corresponsal de guerra.Ora pro nobisEs una bestia sagrada, tejados naranja. Ora pro nobis. De ti solo tuve una noción desdibujada a la que llamé mundo. Desde el ahora me lanzo a crear mi desenlace, la totalidad del círculo.CaleidoscópicoLas gentes se lanzan hacia avenidas de cristal, un cielo de porcelana nos recibe y es ese su arco, los Jugadores Naranja salen al salón y una gran selva se apresura contra la elasticidad del párpado. Rompes mi alma cuando sugieres el final de la pareja. Asistimos al comienzo de la soledad y entonces son los barbitúricos, el festín interminable, escribir como única ocupación. Confiamos en el favor de la diosa. Y son Jugadores Naranja los que aparecen en los tejados, nuevamente instantes, pedacitos de días.


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