Finalmente se concretó el regreso de Manuel Rosales. Apenas aterrizó el avión que lo trajo de Aruba fue detenido por el Sebin. No hubo  tiempo para un abrazo con su esposa e hijos ni mucho menos para saludar a los manifestantes que lo esperaban en una concentración en Maracaibo.Pese a que al menos en Caracas las paredes de varios puntos de la ciudad estaban y siguen repletas de pequeños murales anunciando el retorno de Rosales y vinculando ese hecho con las elecciones del 6 de diciembre, sigue siendo un misterio lo de su retorno a estas tierras, luego de seis años de exilio y de rechazo a la posibilidad de enfrentar la Justicia, por considerarla sesgada y partidizada .¿Cuál es el plan de Manuel Rosales? ¿Es una simple jugada de sacrificio sin ninguna estrategia bien pensada personal y colectivamente? ¿Es el inicio de una seguidilla de retornos de dirigentes opositores exiliados y solicitados por los tribunales? Si ese fuera el caso, ¿dará resultados electorales? ¿Son los exiliados políticos realmente un tema de campaña? ¿Esa materia está en la mente de los electores?Leyendo a articulistas del chavismo en la hoy variopinta página denominada Aporrea.org, algunos se preguntan si existirá algún acuerdo entre Rosales y el gobierno de Maduro. Otros apuntan en la dirección de creer que se trata de un plan maquiavélico de la oposición para desestabilizar al gobierno de Nicolás Maduro.La primera hipótesis se vino abajo, al menos por ahora, con la detención de Rosales, anunciada con tono determinante por la fiscal general Luisa Ortega Díaz. La segunda tampoco luce creíble, porque ni siquiera  en Un Nuevo tiempo hubo unanimidad en respaldar  el retorno de su líder, ni luego de su detención se ha generado ninguna situación que pueda asociarse con alteración del orden público o generación de violencia asociada al encarcelamiento de Rosales.¿Saldrá en libertad Manuel Rosales antes de las elecciones? Le espera un corto tiempo en prisión o puede ocurrirle como a Leopoldo López? Dos preguntas que no tienen respuesta por ahora. Lo que si parece cierto es que el impacto esperado con su retorno no se concretó. No sé si en el estado Zulia el tema siga en las primeras páginas con el devenir de los días, pero a escala nacional es evidente que no obtiene ni tendrá gran repercusión.Sin menospreciar el peso político que tiene un ex candidato presidencial opositor, su detención, más allá de algunas declaraciones de gobiernos y figuras internacionales en materia de derechos humanos, no cambia el panorama político interno. Ni parece darle aliento a la oposición ni parece hacerle peso al gobierno.  Lamentablemente para Rosales, su familia y sus seguidores, otras preocupaciones nacionales acaban la atención de la gente. Y aún no hay estudios de opinión en torno a como evalúa la población su decisión de regresar.¿Se equivocó Rosales? No lo sabemos. ¿Tuvo un error de cálculo? Probablemnte. ¿Hay un acuerdo político con el gobierno que está por cumplirse o ha sido incumplido? No lo creo.Aún es muy temprano para disipar las dudas y los misterios en torno al regreso de un Rosales que decidió dejar atrás el exilio y hoy se juega en el Sebin las cartas que decidirán su futuro político.


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