Cuando se piensa en historias de amor, siempre se recrea a jóvenes o a adultos en edad productiva, pero ¿qué pasaría si los protagonistas de esa trama fueran personas de la tercera edad? El amor en la vejez es el tema principal de El amante japonés, la más reciente novela de la escritora chilena Isabel Allende, presentada este martes en Madrid.Cumplir 70 años y terminar con un matrimonio de 27, representó para ellauna encrucijada en un momento en que tenía carencia de amor, lo que la llevó nuevamente a escribir para compensar ese vacío.La semilla de esta historia fue sembrada en las calles de Nueva York, cuando una amiga le contó que su madre de 80 años, vivía en una residencia de mayor y tenía un amigo, que era un jardinero japonés,quien había sido su amigo por más de 40 años. ?Yo le dije, bueno serían amantes y ella me contestó que no,  la mamá de uno nunca tiene amantes. Pero yo pensé que esa señora a esa edad podía tener un amor pasión, un amor secreto. Todo esto lo fui inventando después? señaló la escritora.Isabel Allende pensó que: ?Si yo, a esta edad, tengo tanta necesidad de amor, tantas ganas de estar enamorada ¿por qué no va a ser una cosa común?Ahora que yo estoy sola, sin marido estoy abierta, porque tengo necesidades de pasión y de amor como cualquier otro, los años no me pesan?.Con más 65 millones de copias vendidas alrededor del mundo, de sus 22 publicaciones traducidas a 35 idiomas, la escritora dice que: ?Cada persona tiene una historia, yo tengo buen oído para las historias, y siempre estoy preguntándole las vidas de la gente?.Pero las historias a las que decida dedicarle el año o dos que se lleve crearlas y materializarlas en papel, deben guardar alguna relación con ella: ?Tiene que ser alguna obsesión mía, alguna experiencia personal; si no tengo ese contacto muy fuerte, la  historia no me conmueve?.Allende también dijo que además que ?uno nunca termina un libro, sino que te das por vencido. Te aburre seguir con los mismos personajes, con la misma historia, lo que quiero es que ya se vayan de mi casa, despedirlos, pero vuelven. Vuelven con disfraces, con otros nombres, con otras voces, pero los reconozco al poco tiempo, son personajes que se repiten?.Respecto al tema central de El amante japonés, el amor en la vejez, la escritora sostiene que al acercarse a la muerte, la necesidad de estar con otra persona para compartir la vida se hace más grande: ?porque uno tiene menos, la familia se ha dispersado, los amigos se han ido o empiezan a morirse, los padres están muertos, uno tiene menos afectos?.  Mi hijo tiene libertad para aplicarme la eutanasiaPara Isabel Allende la eutanasia es un acto ?generoso y amoroso?  con el que se puede ayudar a morir dignamente a las personas desahuciadas. En los Estados Unidos, país donde reside, es legal en cinco estados. ?Yo espero que cuando a mí me toque sea legal en todas partes. La eutanasia no es fomentar el suicidio, no es tampoco matar a la gente porque está vieja; todo son ideas que la gente se forma porque no ha leído la ley. Se trata de ayudar a morir dignamente y sin dolor ala personaque es terminal, en vez de tratar de mantenerla viva a toda costa enchufado a una máquina?.Aseguró que ya escribió su testamento para que su hijo pueda tomar la decisión de aplicársela libremente: ?En estados unidos se puede hacer un testamento y yo lo acabo de hacer en este momento, en el que tú decides hasta donde te van a mantener vivo y cuándo tú quieres morir, entonces si yo estoy enchufada a una máquina yo no quiero seguir viviendo así y mi hijo y mi nuera, tienen la libertad y el derecho de poder ayudarme a morir?.Al consultársele sobre si escribiría una autobiografía, enfatizó que de hacerlo sin duda sería enfocada a sus últimos acontecimientos sentimentales ?la pérdida de un matrimonio, del amor, el enfrentarme a una nueva etapa de la vida, sola o tal vez acompañada, es parte de lo que voy a tener que contar?. Sin embargo aún no tiene claro si escribirá una memoria o una ficción. 


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