Carlos Peláez, biólogo y ecologista venezolano, expresó que las inundaciones ocurridas recientemente en las principales ciudades de la región central del país no es producto de una cantidad extraordinaria de agua o malos sistemas de drenajes, sino se debe en parte a las acciones de los humanos con respecto a la disposición de la basura y de los incendios forestales.?Ya todo el mundo dijo que los alcaldes no mantuvieron limpios los desagües durante la sequía.  Esto puede ser verdad y, considerando que construimos pilotes de una vía expresa en el medio del cauce de una quebrada, no suena descabellado que seamos así de imprudentes. Pero durante la  sequía los desagües no se atascan: La basura no baja por ellos y las plantas no le crecen alrededor?, señaló PeláezEl biólogo argumentó que los venezolanos botan tanta basura en las calles que con la primera lluvia una ?carga absurda de desperdicios tapan cualquier alcantarilla, torrentera y quebrada sin importar su estado de mantenimiento?.Otro aspecto que destacó el ecologista es el daño de la vegetación por el fuego, sobre todo en las ciudades de Valencia, Maracay y Caracas, las cuales se edificaron a pie de montaña. ?Imagine una rampa de estacionamiento y échele un tobo de  agua. ¿Cómo baja el agua? Ahora cubra la rampa de estacionamiento con una capa de esponjas de  goma espuma. ¿Cómo baja el agua ahora? El torrente es mucho más lento?.Peláez explicó que un bosque se comporta exactamente de la misma forma ya que los árboles le dan alimento a toda una diversidad de microorganismos del suelo que secretan proteínas y carbohidratos complejos capaces de  aglutinar las partículas de suelo. «Los biólogos decimos que le dan estructura al suelo».Esa estructura, añadió, retiene más agua y se erosiona menos. ?Los sedimentos que bajan por erosión también tapan los sistemas de desagüe. A esto hay que sumarle las raíces, el follaje  y la cualidad de algunas especies de árboles para absorber agua rápidamente. Todo este sistema que se crea en los bosques evita que el agua llegue de forma intensa a las ciudades?.Recalcó que esas mismas características son las que hacen que un bosque retenga agua cuando las lluvias son escasas y permitan así la vida de los ríos que llenan los embalses. ?Pero todos estos bosques fueron quemados como nunca este año. La consecuencia no se hizo esperar. No tenemos agua en los embalses pero nuestras calles están inundadas?, concluyó.


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