Hay siempre que distinguir entre las ilusiones y las oportunidades en el dominio de la lucha política. Las primeras suelen ser espejismos, las segundas, ocasiones efectivas. Mucha gente las confunde en la teoría y en la práctica. Y se pierde tiempo y energía. Los espejismos no se pueden transformar en realidades. Pero, así mismo, las oportunidades se pueden dejar de transformar en realidades. Por eso hay que saber identificarlas y trabajarlas para convertirlas en hechos que marquen el presente y en futuro.En este momento estamos frente a una oportunidad. La de contribuir al cambio de fondo que la gran mayoría de los venezolanos considera necesario y conveniente. No tanto porque el grueso de la población esté de acuerdo en una determinada orientación del cambio, sino porque la megacrisis se hace demasiado pesada y crece el rechazo a los responsables de semejante situación. En otras palabras, la aspiración de cambio se refuerza más por el desencanto que por el entusiasmo particular hacia un proyecto específico. Lo importante, en todo caso, es que esa aspiración de cambio existe y se extiende por todo el país.Por eso, la preocupación también se extiende en las cúpulas del poder. Así en plural, porque hay varias. La retórica que emana de estas sigue siendo la misma, como si nada estuviera pasando, como si nada hubiera cambiado. Pero los jefes de las cúpulas saben que eso no es así. Saben que la supuesta revolución ya no cuenta con el apoyo de otras épocas. Al contrario, la erosión correspondiente ha sido y es tan acentuada que las opiniones negativas han devenido en actitudes negativas. La masiva propaganda trata de ocultar la situación, pero no lo consigue. Las colas, la escasez, el desbocado alto costo de la vida, la extrema inseguridad, no se pueden seguir tapareando con la propaganda.El rechazo que suscita la referida jefatura es generalizado. No se limita a los terrenos socio-políticos de la oposición, sino que se acuerpa en los propios del oficialismo. No es un rechazo polarizado, sino claramente mayoritario. La oportunidad para un cambio sustancial, por tanto, existe. Está en la realidad que padecen los venezolanos. No es una ilusión, como otras veces. Pero las oportunidades se tienen que concretar para producir los cambios necesarios.Y acá nos topamos con un problema que tiene que ser resuelto. El poder establecido está haciendo y deshaciendo a toda marcha para que la población crea que la oportunidad es un espejismo. Que nada se puede lograr porque la hegemonía controla el poder y no está dispuesta a que eso cambie ni un milímetro. Si se salen con la suya y empujan esa percepción a nivel general, entonces se puede perder una ?otra? oportunidad efectiva. La hegemonía se prepara para asaltar la voluntad popular. Eso no es novedad. Lo que sí es novedad es lo adverso del contexto en el ánimo, la opinión y la actitud de la mayoría del pueblo de Venezuela. En ello está la oportunidad.No debemos conformamos a la opción de la pretendida invencibilidad de la hegemonía. Menos todavía se puede subestimar su obsesión por el  continuismo del poder. Pero el caos por el que se despeña Venezuela está impulsando la  aspiración de cambio. Eso tampoco lo debemos subestimar. Todo lo cual implica que estamos frente a una oportunidad. De verdad. Real. No es una ilusión, como tantas veces. Hay que aprovechar la oportunidad. Sería una gran irresponsabilidad, no hacerlo. [email protected]


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