Está más que claro que la crisis es institucional. Y vemos que cuando se tuercen las instituciones claves de un Estado todo se echa a perder, porque la justicia es eclipsada por la sombra de las manipulaciones y se desata, entonces, la inseguridad y copan la escena personajes como ?el Picure?, ?el Conejo, ?el Topo? y las miles de bandas que operan a sus anchas en Venezuela, que son un cruel tormento para las familias.Secuestros, robos, invasiones y asesinatos son la consecuencia del control partidista de los tribunales que también se usan para boicotear la vía del referéndum revocatorio, que sería una bendición para un pueblo que desea resolver sus diferencias en paz, sin que nos matemos unos a otros.Lo que aquí se está produciendo es un golpe de Estado, porque cuando el TSJ declara inconstitucional la reforma que la Asamblea Nacional hizo de su ley se está desconociendo a un poder legítimamente constituido por la voluntad soberana de millones de electores. Mientras que los siete magistrados exprés, que se erigen como los ?dueños de la verdad?, fueron escogidos a la carrera cuando se cerraba el año 2015, después de que nos habíamos dado un nuevo Parlamento. Además, esos 7 magistrados están identificados con el gobierno de Maduro, casi todos fueron o ministros, o embajadores, o diputados del PSUV.Es evidente que quienes se aferran al poder lucen desesperados. Por tal razón hay que estar ojo avizor, porque se tornarán más agresivos. Ya vimos y oímos a la canciller Rodríguez en la OEA, negando lo que está a la vista del mundo: apagones en un país que tiene las reservas probadas de petróleo más grandes del mundo. Las colas de miles de ciudadanos buscando comida o medicinas. ¿Cómo ocultar el sol con un dedo? ¡Imposible!Lo último. Fueron al Ministerio Público a denunciar a diputados opositores que relataron a Estados Unidos la tragedia que se agudiza en Venezuela, y por eso para este régimen ?son traidores a la patria?, porque es distinto cuando activistas del socialismo del ?siglo XXI? van a postrarse ante los Castro o entregar nuestras riquezas a Nicaragua o a rematar nuestro petróleo a Rusia.La verdad es que cuando nos ven unidos, definidos por una ruta, se vuelven locos, se tornan más violentos, por eso rodean las instalaciones del Palacio Federal tratando de amedrentar a los parlamentarios. ¡Pero qué va!, hay coraje y determinación, y un pueblo resuelto a librarse de esta pesadilla que se llama inflación, devaluación, inseguridad, y corrupción. De allí que somos millones los ciudadanos decididos a impulsar el revocatorio de un presidente con doble nacionalidad y culpable de esta debacle social, económica y moral.


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