El estruendoso fracaso electoral los tiene en una profunda y severa depresión. Afilan las hachas de la guerra para ir tras la cabeza de la institucionalidad democrática. Algunos piromaníacos ideológicos quieren soliviantar su debacle, tratando de que el fuego de la violencia nos arrastre hasta el fondo. Sería el estado ideal para que sus grupos hagan de los disparos el escenario perfecto para sustituir el voto mayoritario de millones. Siempre han acariciado el lado torcido de la historia. Les encanta hacer daño; ante la derrota de los protocolos vuelve la agenda de los desadaptados a copar la cruda escena. Se han acabado las formas de ocultar sus máscaras; tras la fachada de los seudodemócratas de pacotilla. En el mundo del fanatismo el adversario es el enemigo de la espada. Son montoneras que sostienen que la revolución merece el postrer sacrificio de sus elegidos; para poder sostener el proceso popular que encarnan sus héroes. En el fondo de ellos mismos la práctica democrática siempre les resultó un traje estrecho. Una pieza incomoda que les impidiera moverse a sus anchas en los procesos obscenos. Mantenerse bajo la abrigo del equilibrio republicano es sumamente complejo para aquellos que anhelan volver a los tiempos cuando ocultos en el reino de las capuchas iban sembrando el terror. Al parecer la democracia no logró domesticarlos.El gobernador del estado Aragua, Tareck el Aissami, llama a tomar por asalto la Asamblea Nacional el próximo 5 de enero cuando el cuerpo legislativo se instale. Esa actitud no es extraña en él. En Mérida encabezaba acciones violentas con el movimiento Utopía 78 de corte maoísta. Sus proclamas hablaban del exterminio del enemigo al precio que fuese. En alguna oportuna lanzaron un pasquín en la ciudad para amenazar con juicios populares a distintas personalidades de la región, entre ellas el arzobispo Baltazar Porras; como podemos ver, siempre anduvo en estas andanzas que no difieren mucho del hombre actual. Sigue siendo el mismo individuo de las residencias socialistas Domingo Salazar, en donde los grupos violentos planeaban sus acciones. Así esté investido con el oropel de la Gobernación de Aragua.Diosdado Cabello es otro de esos factores que le gusta crear el caos. Se inventó una inconstitucional Asamblea Nacional Comunal. Un circo de enanos y nimios personajes de las lobregueces para plenar el hemiciclo de aplausos tarifados. Allí juramentó a la jueza Susana Barreiros como defensora pública general. Es la misma que condenó a Leopoldo López por 400.000 dólares. Los gobiernos de Chile y Costa Rica la rechazaron como candidata a cónsul. Incluso su familia fue echada inmediatamente del Aeropuerto Internacional Comodoro Arturo Merino Benítez de la ciudad de Santiago, al enterarse las autoridades de su presencia en las instalaciones. Hoy por sus servicios al proceso decadente la nombran: defensora pública general. ¿Cuántos favores pagaría la preciosa mujer para llegar tan lejos? En su mirada la ambición de quien no tiene escrúpulos. Lánguida expresión del desatino.Se aproximan momentos cruciales para la nación. Las reiteradas manifestaciones de violencia que genera el gobierno revelan su intolerancia. Se persigue a quienes no votaron por ellos. Les impiden comprar alimentos o tener acceso a cualquier beneficio por pequeño que este sea. Hemos retrocedido a los más cruentos episodios de primitivismo. Venezolanos proscritos en su propia tierra, aterrorizados por una turba de exaltados que no entienden que no estamos en la época de las [email protected]@alecambero 


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