La pasión de quienes trabajan por lo que creen da buenos resultados. Pietro Carbone, barista creador de la Accademia del caffe, ha formado a más 7.000 personas en los secretos del barismo. Desde allí comparte las herramientas para lograr las mejores tazas con granos venezolanos, en un momento en el que es crucial rescatar el buen café del país. Con esa misma tenacidad trajo una cafetera llamada Aeropress, creada en 2005 por el estadounidense Adam Adler, quien en algún momento trabajó en Venezuela con la industria petrolera. Este sencillo aparato de dos cilindros permite elaborar un aromático café, tipo guayoyo, muy suave y con menos amargor. Quienes trabajan con esta cafetera pueden darle su propia distinción a la bebida al cuidar varios detalles: «Es muy versátil porque permite cambiar la temperatura del agua, la cantidad y el grosor de la molienda o el tiempo de extracción», cuenta Carbone. Quien prepara café con ella puede darle su sello a las tazas que obtenga.Eso quedó demostrado en el primer Campeonato de Aeropress, que se celebró en Caracas el pasado 28 de abril. El evento se logró en sintonía con el campeonato mundial que tiene lugar en más de 50 países y cuya final será en Dublín. Convocados por Carbone, se reunieron en Franca de Las Mercedes, 33 concursantes, entre baristas y aficionados. «Fue increíble la cantidad de participantes. En lugares como Italia se anotaron menos personas». El certamen se realizó con granos de Caripe café gourmet, cosechados en Monagas y tostados para la ocasión por Carbone. Llegaron competidores de lugares como Mérida, Maracay y, obviamente, Caracas. El ganador fue el joven barista, de 26 años de edad, Daniel Valdivieso. En segundo lugar quedó Leopoldo Lira, aficionado al café, y en tercero, Luis Zambrano, barista de Artesano café. Todos coincidieron en la pasión por defender la bebida bien hecha. Algo que se agradece sobre todo en estos tiempos.El retorno de Rhum OrangeEste licor de naranja y ron añejo creado por Ron Santa Teresa está otra vez en los anaqueles. Su ausencia, desde 2013, se debía a la falta de la botella, que ahora lograron hacer de nuevo en el país. Rhum Orange surge al combinar rones añejos de la casa y una maceración de naranjas. «Es un licor muy bien logrado porque se tardó 12 años en las pruebas», relata el maestro ronero Néstor Ortega. El desarrollo del licor se le debió al belga Jean Paul Levert, quien fuera gerente de calidad y desarrollo en el momento en que se lanzó el producto en 1996. Desde entonces se multiplicaron los fieles, que lo aprovechan en la elaboración de cocteles o para tomar solo; también hay muchas recetas que tienen como base ese licor. Alberto Vollmer, presidente de Ron Santa Teresa, sugiere un trago que conoció gracias a un bartender en Tokio. «Lleva Rhum Orange, agua Perrier, hielo y una conchita de naranja».


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