Los cruentos sucesos de París acaecidos el 13-11 plantean un debate universal ante el certero escenario de una nueva guerra mundial, ya que, independientemente de la situación política actual de cada país, las consecuencias de estos eventos funestos donde murieran más de un centenar de personas afectarán el entorno y las relaciones de Estados y pueblos del planeta.Luego de haber sufrido la humanidad 2 guerras mundiales en el siglo XX donde desapareciera un centenar de millones de seres humanos, los Estados y poderes fácticos universales juraron en la posguerra, nunca jamás sufrir el Holocausto expresado en su más alto grado en el exterminio de más de 10 millones de judíos o la utilización de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki, entre tantas aberraciones vividas y producidas por los delirios gobernantes en estos conflictos bélicos. De allí que en la segunda mitad del siglo pasado hubo múltiples conflictos regionales en los cinco continentes, los cuales avivaron pesadillas de una nueva hecatombe universal, que finalmente fueron parcialmente resueltos en organismos del concierto mundial de naciones, sin que desapareciera la amenaza latente, aun cuando cayera el Muro de Berlín y que la China de Mao derivara en una de las principales potencias capitalistas del orbe.Pues bien, de cualquier lugar salta la liebre, en este caso del mundo islámico donde los valores democráticos no son precisamente la característica fundamental de estas sociedades, que disfrutaron de opiniones de gobiernos, partidos socialistoides y coaliciones políticas de America Latina, al eximirlos de los principios democráticos, por ser estos propios del Occidente y no cónsonos con la cultura musulmana. Chantaje teórico que justificó la galería, entre otros de dictaduras sanguinarias, de mandatarios como Gadafi, Hussein, Bouteflika en nombre de un nacionalismo árabe que anuló a sus súbditos la posibilidad de vivir dignamente.Sacudirse ese yugo de décadas motivó la Primavera Árabe en 2010, cuyo efecto fue el dominó que derribara a los gobiernos de Egipto, Libia, Túnez, millares de protestas en una decena de países árabes del Oriente Medio y la cruenta guerra civil en Siria cuyo dictador Bashar al Assad y familia se mantienen en el poder desde 1969.En ese contexto surge el Estado Islámico (EI) facción disidente de Al-Qaeda que aboga por la conformación de un califato en los territorios de Siria e Irak con los objetivos antihistóricos de extenderlo a todo el mundo árabe. Los miembros del EI son yihadistas que tienen una interpretación extremista de la rama sunita del islam y creen ser los únicos creyentes reales, cuyos métodos son las decapitaciones, crucifixiones y asesinatos en masa donde muere gente inocente.Ante esta amenaza real el gobierno venezolano debe cesar la ambigüedad de su discurso, ya que no habrá excusas antiimperialistas ante quienes pretenden reducir la humanidad a la barbarie. A pesar de las diferencias ideológicas los acuerdos de Occidente y la URSS salvaron al género humano de los delirios del nazismo y el sol naciente. *Movimiento Laborista


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