Con el título de «Queremos respirar» y sin el glamour de los grandes encuentros cinematográficos de Occidente, el festival Red Carpet de Gaza se inauguró este año con cerca de setenta producciones de todo el mundo que reivindican el derecho a la vida y la libertad. Los 40 metros de alfombra roja que en estos días se extienden hacia el Centro Cultural Al-Shawa son en ese sentido mucho más que un mero corredor para el desfile de estrellas, asegura el organizador, Jalil al-Muzayan. «Nuestro mensaje es contarle al mundo que la población de Gaza quiere respirar una vida verdadera, respirar libertad y arte», señala el fundador de un proyecto poco usual que, en su segunda edición, vuelve a desafiar las dificultades políticas, religiosas, sociales, económicas y hasta psicológicas que existen en la franja. Cientos de gazatíes acudieron a la inauguración del llamado en árabe festival Karáma (dignidad), celebrado por primera vez en 2015 en el barrio de Shayaíe, el más castigado por la guerra que las milicias palestinas e Israel habían librado unos meses antes. Al-Muzayan apunta que entonces quisieron contarle al mundo que a la población de Gaza no le gusta morir, que ama la vida y que, a pesar de la destrucción, encontraba un sitio entre los escombros para ver películas. «En esta edición, el objetivo es mostrar una cara más bonita de Gaza y que a la gente le gusta vivir», agrega sobre un evento que se enmarca dentro de una amplia red de festivales en el mundo árabe para crear conciencia sobre los derechos humanos. 


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