Muchos especialistas electorales coinciden en un escenario adverso para el gobierno en las venideras elecciones del 6-D. Entre el esperado incremento en los niveles de abstención en las filas del oficialismo y las posibilidades de una movilización asistida por el aparato electoral, de ese total de posible electores presentes sería interesante medir cuánto será el nivel de conversión, en particular de los afectos al oficialismo, o en todo caso cuál es el impacto sobre ese voto que produce la actual crisis venezolana y en qué se traduce.Toda esta especulación sobre los números ha fabricado una psiquis colectiva según la cual los actores menos preparados podrían jugar adelantado con la consecuencia que ello conduce, el error.Ciertamente, algunas encuestas dan holgada ventaja a la oposición representada en  la MUD (no hay que olvidar que existen otros actores de oposición), personalmente prefiero basarme en el histórico de la arquitectura electoral del CNE que ha sido, por cierto, consistente en la curva de sostenimiento de los diferentes factores involucrados. Dando un continuo, lento pero in crescendo diferencial a favor de la oposición en la métrica gráfica. A estas alturas esa curva alcanzaría y afectaría y se cruzaría con la base mínima de la caída que en sentido inverso ha estado experimentado el PSUV en el mismo cuadro referencial del histórico del CNE, por lo que irremediablemente algunos circuitos se verán expuestos a esta intersección en las variables de las tendencias y veremos cómo caen cual piezas del ajedrez circuitos ganados por diputados rojos rojitos productos del mismo tablero de ajedrez que han fabricado los especialistas, por cierto que introduje una metáfora tanto que gusta entre los exquisitos pensadores del eufemismo.No hay remedio sino aceptar un desenlace natural producto del desgate político.En mis artículos anteriores propuse un escenario creíble tomando en cuenta la sociología del terreno, geografía y economía de cada sujeto, sobre esta base entiendo que el CNE generó los circuitos electorales favoreciendo la economía del voto por clase social, pero nada pudo hacer con la densidad poblacional y el comportamiento social vinculado, en este sentido colapsa la visión de segregación que impera en el voto oficialista que ha pretendido vincular la fidelidad del  voto con la condición social y geográfica dejando a un lado los efectos de la urbanidad, tecnologías y mercado.Lo que creo estáa ocurrido es que la condición social no es suficiente para entender la cualidad del voto en un estado de libre ejercicio electoral, quizás en Cuba pudiera tener sentido o tal vez bajo influencia de líderes carismáticos al estilo Chávez o Perón, pero lo cierto es que los electores venezolanos están reconociendo actitudes diferenciadoras que lo convierten en sujetos no integrables o segregables útiles para una estrategia de fidelidad irracional. Este exceso de contenido sociológico estrategia comunicacional de la política oficialista incluso a ese nivel ya raya en lo inverosímil observándose una falta total y absoluta de percepción real; de reconocimiento de la realidad. Quizás la ciencia que mejor pueda describir lo que ocurre en el presente venezolano no sería la lógica sociológica sino la psicología social.Lo voy a explicar, el ejemplo más práctico es el llamado voto tipo ganado donde los sujetos votan por la opción que les marcan bien por instrucciones previas, conciencia de clase, maquinaria electoral, amiguismo, etc. La sociología entiende muy bien este fenómeno del mismo modo que la ingeniería social del CNE; ahora, para lo que no creo que estén preparados es para un comportamiento divergente o transversal de electores multimodales.El gigantesco Leviatán del Estado burocrático venezolano podría temblar por completo si tan solo una minúscula parte del total del voto ganado empieza a diverger del comportamiento típico, y creo que eso es lo que ocurrirá el 6-D.Este comportamiento de divergencia estructural en el voto eficaz del chavismo tiene presencia activa en la ausencia de activista espontáneos, que es un hecho inocultable para el aparato político. El caso del cruce de tendencias electorales del que estamos próximos a ser testigos podría traducirse en un porcentaje de impacto cercano entre uno y tres puntos porcentuales dependiendo del circuito.Como verán, es bastante conservador y se aleja de los 10 y hasta 20 puntos de ventaja de las encuestadoras, sin embargo, e incluso con este escenario, el más modesto de 2 puntos, podemos esperar un desmoronamiento estructural de la cifra esperada por los oficialistas para sostener su mayoría parlamentaria,  dada cuenta de que tienen demasiados circuitos en zonas de alta densidad poblacional (quiero decir que arrojan más de 1 diputado, algunos incluso con hasta 3 diputados) que fueron ganados en 2010 con diferencias que oscilan entre 1 y 3 puntos porcentajes. De darse esta circunstancia daría un giro total a la integración de la actual Asamblea Nacional.Sobre el terreno podemos analizar el eje occidente-llanero que sobre la premisa planteada en este artículo hace muy sencillo inferir números; pongamos el escenario de Carabobo, donde se tiene el  circuito 5 que arroja 3 diputados; Falcón, el circuito 2 con 1 diputado; Táchira, con el circuito 3, y Zulia con el circuito 2, con otro diputado adicional, que suman todos 6 diputados alcanzados por la curva de crecimiento interlectoral.Estos diputados de la MUD asegurados por el cálculo electoral aún no estarían completos hasta que sean agregados otros productos de las variables propias de la crisis social y económica que vive el país y que estarían en el radio del alcance de las encuestadoras, las cuales promedian entre 10% y 20% de ventaja en la oposición. Quizás este sea el caso de oriente y zonas de baja densidad poblacional, yo en ese escenario tengo mis reservas y cuestiono la probabilidad contra la realidad de la maquinaria electoral.Sobre esto escribiremos en próximas entregas, les invito a hacerme sus comentarios a través de mi cuenta en Twitter @estebanoria.


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