La mayoría de las veces los creadores desconocen el impacto que el contexto inmediato tendrá en su futuro. A Mónica Sordo le gustaba la moda, pero de allí a verse a sí misma dentro de la industria había un trecho muy largo. Sin embargo, en algún momento los puntos se unieron y el feliz resultado fue una carrera enfilada hacia el diseño de joyas. Antes, Sordo se paseó gustosamente por diversos caminos: «Cuando mi mamá era joven le gustaba la moda, pero no tuvo otra elección que trabajar en la banca. Sin embargo, al retirarse participó en cursos de orfebrería. Mi papá siempre tuvo un taller en la casa en el que construía muchas cosas, trabajaba con maderas y metales. A mí siempre me gustó la moda, mas cuando era una adolescente no sabía que podía ser una carrera. Mientras cursaba Economía en la universidad un amigo viajó a Italia a estudiar Diseño y eso me abrió la vocación. Me fui a Milán a estudiar estilismo de moda en el Instituto Marangoni. Allí descubrí lo amplio que es ese mundo, pero yo estaba obsesionada con ser editora». Sordo se dirigió más tarde a España y ahí trabajó como editora de la revista Marie Claire. Posteriormente se instaló de forma definitiva en Nueva York, para continuar su experiencia en el mundo editorial; no obstante, comenzó a trabajar como relacionista pública para Christian Louboutin. En ese ambiente Sordo se dio cuenta de que quería hacer su propio aporte: «Fue un momento difícil porque yo estaba buscando quién era Mónica Sordo en Nueva York y es entonces que decido ser parte activa de la industria. Trabajar en una firma de lujo fue una experiencia que me permitió aprender a llevar las relaciones de mi marca».La influencia de los metalesLa inclinación de Sordo por el diseño de joyas fue intuitiva. Después ataría cabos para darse cuenta del influjo que tuvo el taller paterno en su elección de vida: «Estar rodeada de metales fue una influencia que no saldría a la superficie sino mucho después, y que mi mamá estudiara orfebrería me hizo pensar que yo también podía jugar con el diseño». Sus piezas, que ella define como industriales, evocan el poderío de una mujer que está lista para darlo todo: «La verdad es que no me siento a pensar en diseñar para que la mujer luzca superpoderosa, sin embargo mis clientas más cercanas me comentan que, efectivamente, así se sienten al llevarlos. Tal vez, en el fondo me considero una guerrera y eso es algo que viene con mi esencia y se transmite en mi trabajo. Mis prendas son para una mujer inteligente, independiente, internacional, que disfruta viajar».Si bien la firma de joyas que lleva su nombre presenta dos colecciones al año y se venden en puntos tan disímiles del planeta como Nueva York o Doha, la diseñadora afirma que su proceso creativo no está sujeto a agendas y, además, lo comparte con sus padres: «Yo estoy diseñando todo el tiempo, mi cabeza no para. Mi padre sigue siendo mi mentor en el ámbito de la manufactura, porque si bien las elaboro con joyeros tradicionales, mis piezas tienen un trabajo de ingeniería y esa parte se desarrolla en su taller. Él fue ingeniero de manufactura en Polar y sabe resolver problemas. Mis padres forman parte activa de mi equipo».Mientras tanto, la vida en Nueva York para Mónica Sordo se divide entre el proceso creativo y las tareas de ventas y relaciones públicas. Se trata de una labor que ella considera agotadora, aunque le ha dejado muy buenos resultados. Sus piezas han sido reseñadas por Leandra Medine, la bloguera de moda estadounidense, mejor conocida como The Man Repeller, y recientemente trabajó en colaboración con la firma neoyorkina Viva Aviva, elaborando bandanas-joyas, cuffs y chokers. «Los retos de ser una diseñadora en Nueva York han sido infinitos, la producción es uno de ellos. Una cosa es diseñar y otra es la inversión que requiere la pieza, encontrar a los artesanos y talleres adecuados, poder responder a todos los clientes. Nueva York es una ciudad complicada que te da mucho de vuelta, te permite exponerte». En el futuro inmediato, Sordo lanzará un e-commerce para facilitar la venta de sus joyas, mientras trabaja en un proyecto que le permitirá ofrecer al público su primera línea de muebles. Su tenacidad parece imperecedera, como los metales que la inspiran.Piense rápido¿Un accesorio sin el que no pueda salir?Una camisa masculina.Un amuletoUn choker. Me hace sentir segura.¿Un error de estilo imperdonable?Zapatos y bolsos que combinen perfectamente.¿Un ritual de trabajo?Tener buena música.¿Una mujer de la industria que la inspire?Leandra Medine, «The Man Repeller». Ella ha marcado el mundo de la moda de una manera fresca.¿Un lugar al que siempre quiere volver?Camboya.Altamira de lujoLa más reciente colección de la diseñadora de joyas Mónica Sordo, Altamira, está inspirada en el modernismo de la década de los cincuenta, cuando Caracas no solo se veía reflejada, sino que se proyectaba hacia el futuro con optimismo. Inspirada en lugares icónicos de la ciudad, como el obelisco de la plaza Francia de Altamira, Villa Planchart o el Centro Simón Bolívar, la diseñadora define el tributo como «una carta de amor al país» y se presenta en una serie de piezas ajustables, como el choker Tamanaco o el collar Silencio.Para más información sobre la colección y el trabajo de la diseñadora, consultar www.monicasordo.com


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