La posibilidad de que los factores de oposición concentrados en la MUD alcancen la mayoría en la Asamblea Nacional es alta. De materializarse la victoria, esta llegará de manos de un votante que, exhibiendo años de militancia en un mar teñido de rojo, la ansiedad le habrá llevado a probar otras aguas en medio de un contexto social y económico complicado. ¿Qué espera encontrar allí este aventurero?: aquello que perdió en aquel lugar del que viene.La gente vota con la esperanza puesta en ofrecimientos que conectan con sus deseos. En este momento, en Venezuela esos deseos son de cambio. Así que si los factores conocidos como la alternativa democrática han de ganar ese voto nuevo, deberán hacerlo a través de tal conexión. Entonces surge el debate sobre qué exactamente ofrecer, sabiendo que serás medido con el largo de la vara que construyas con tales ofertas.Hay quienes argumentan que se debe prometer solo aquello que en términos reales se encuentra dentro de los límites de las competencias de la Asamblea Nacional. Para ellos, generar cualquier tipo de expectativa que transgreda tal frontera representa un error que se pagaría con creces. Estas personas tienen razón. Por otra parte, están aquellos que sostienen que para estar allá, primero hay que llegar, y que la manera de hacerlo es impactando con propuestas que abran ojos y descuelguen quijadas, así haya que exagerar en el intento. A estos tampoco les falta razón.La primera es una posición conservadora apegada de manera estricta a los conceptos universales de la ética pura. Sin embargo, tomando en cuenta las características de esta elección y las del votante venezolano, transitarla de manera inocente llevaría a desactivar el interés del electorado complicándole a la MUD cualquier posibilidad de obtener la victoria. La segunda es una posición agresiva que puede, o bien bailar sobre el lindero de la ética, o traspasarla de manera bochornosa. Es un camino delicado donde lo bueno y lo malo puede confundirse, pero que sin dudas te acerca al elector. Vaya dilema. Entonces, ¿cómo debe ?vender? la MUD su oferta? Venezuela cuenta con un mercado electoral dominado por un comportamiento utilitario, en el cual la ?utilidad? se valora en términos cortoplacistas, asociada con bajo esfuerzo. Por ello es común que las campañas electorales estén minadas con promesas de hotel en las cuales el votante termina premiando a quien presente el ?combo? que, bajo aquellos términos, logre seducirlo. Este es un hecho al que no se le puede dar la espalda. Si la Unidad desconecta la idea de cambio de su oferta, perderá un terreno valiosísimo que hará cuesta arriba una posible victoria. Ciertamente, cualquier expectativa que levantes deberás enfrentarla si logras el objetivo. El reto es ofrecer tal cambio utilizando elementos que proporcionen al votante suficientes incentivos para llamar y mantener su atención, comunicando en el camino los alcances de tal propuesta. Y todo esto debe hacerse sin acceso a los medios, con recursos limitados y luchando a su vez contra el ?estándar? que logró sembrar en el imaginario colectivo la narrativa que, de manera eficiente, construyó Hugo Chávez. Se dice rápido, ¿cierto?Las expectativas son un arma de doble filo. Pero esto no significa que no debes utilizarlas. El arte en su manejo se basa en permanecer consciente de la existencia de ambos extremos para administrarlos de la manera adecuada.@felixseijasr 


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