Juicio finalNo ruegues, que al final te será dadotu cuerpo, que arde en una rama oscuraen la inclemencia del verano.Triste belleza inútilla tuya en ese instante,cuando te aprestas a volarcomo la alondra de la mañana. Cuerpo tuyo, corrompida joya del alba. Vive en tu propia luzNo quieras escondertedel cielo, que tu sombrate delata en el aireo en la última estrella.Guárdate de cantarlo,vive en tu propia luzde lejanos colores.Nada en su azul te espera. La última orillaCómo saber si el río va o viene de sí mismo,o si el agua no es sólo un cántico del tiempo.Ah, cómo hacer que el cedro sembrado en esta barcaflorezca en los desiertos de la última orilla. Tal vez sería una vez si el alba que nos ciegaen la noche enemiga no fuese el puro sueñode aquel que no se pierde porque, ya vuelto sombra,mira hundirse en el río los remos florecidos. Nadie conoce el finLas hojas están quietasY del aire no bajan los colores.La estación de diamantequema los pájaros y el cielo frío. Nadie conoce el fin, nadie sabe si hubootra luz y otra forma.


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