«Yo los veía llorar y para mí era una satisfacción tan grande. Una felicidad verlos llorar y que se fueran del mundial. La verdad es que esas sensaciones no me las olvido más», así se expresó el defensor argentino Óscar Ruggeri al recordar un partido frente a sus rivales brasileños. El sentir de Ruggeri es generalizado en su país, como quedó comprobado en la pasada Copa del Mundo de Brasil 2014 con el popular cántico que la hinchada albiceleste dedicó a sus clásicos rivales recordando la victoria sobre Brasil en Italia 1990.Las dos superpotencias del fútbol del continente se vuelven a enfrentar este jueves y lo hacen en el marco de la tercera fecha de las eliminatorias sudamericanas a la Copa del Mundo de Rusia 2018.Partidos de la tercera fechaBolivia vs. VenezuelaEcuador vs. UruguayChile vs. ColombiaArgentina vs. BrasilPerú vs. ParaguayPrimer partido de eliminatoria en seis añosEs la primera vez que ambas selecciones se enfrentan en eliminatorias desde que la Canarinha le ganó a la Albiceleste en 2009 camino hacia el Mundial de Suráfrica.»Vencer a Argentina, en Argentina, con tres goles y dejarla cerca de la eliminación fue algo que nos dio mucha satisfacción», reconoció el ex defensor brasileño Junior en el programa de la productora Pitch International, recordando aquel partido. El de este jueves, en el estadio Monumental, será el partido 102 según las estadísticas de la FIFA. El duelo nació hace más de 100 años y ha ofrecido un sinnúmero de historias y anécdotas a lo largo de su historia.No nació como un clásicoEl primer partido entre Brasil y Argentina se celebró en 1914, pero lejos de ser un juego de tensión y rivalidad imperó la cordialidad.El gran partido del fútbol suramericano en esa época fue el clásico del Río de la Plata, entre Argentina y Uruguay, que también se iba a convertir en un acérrimo rival de Brasil, tras lo ocurrido en el Mundial de 1950. «La identidad de un equipo no se pierde por una derrota», dijo el D.T. de Argentina, Gerardo «Tata» Martino en la rueda de prensa previa al encuentro el miércoles, hablando sobre el regular inicio de su selección en las eliminatorias. Si Argentina en un principio no consideraba a Brasil como rival directo, luego la Canarinha miró despectivamente a la Albiceleste con su ascenso hasta la cumbre del fútbol de la mano de Pelé.De hecho, hubo que esperar hasta el título de Argentina en 1978 y la aparición de Diego Armando Maradona (quien disputa con Pelé el trono del fútbol) para que el duelo tomara un carácter de «vida o muerte» para aficionados y jugadores.La copa de un presidente y de goleadasEn 1913 se acordó la creación de una copa para oficializar la confraternidad que había entre ambos países. La copa fue bautizada con el nombre del expresidente argentino Julio Argentino Roca, que gobernó el país durante 12 años, divididos en dos períodos.En total hubo 12 ediciones de la Copa Roca entre 1914 y 1976, sin ningún tipo de regularidad o periodicidad. «Siempre que Brasil juega contra Argentina es una guerra», dijo en octubre el D.T. brasileño Dunga al anunciar los convocados para el partido del jueves. Fue en estos duelos donde se produjeron las mayores goleadas en la historia, un 6-1 de Argentina a Brasil en 1940 y un 6-2 de Brasil a Argentina, cinco años después.Paridad casi absolutaDe los 101 partidos disputados hasta ahora, las estadísticas registran 39 victorias para Brasil, 37 para Argentina y 25 empates.El conteo de goles está igualado a 158. Pero estos números no reflejan el dominio que cada una de las selecciones ha tenido en diferentes épocas y torneos. Mientras Brasil presume de sus cinco títulos del mundo, contra dos de Argentina, su aparente superioridad ha quedado anulada en el ámbito sudamericano.Allí la ventaja es claramente a favor de Argentina, que suma 14 títulos (Uruguay tiene 15) frente a solo ocho de Brasil.La primera mitad del siglo pasado fue claramente de color albiceleste. La selección ganó 17 partidos, y su clásico rival  7. La balanza se inclinó del lado brasileño en la década del 70 y durante 12 años Argentina no conoció la victoria, incluidos tres partidos mundialistas, y una en dos décadas. Desde el gol de Claudio Caniggia en 1990 ha habido más paridad, aunque con leve ventaja para los pentacampeones del mundo.¿Jogo bonito?En el mundo del fútbol, Brasil es sinónimo del juego bonito y Argentina de un estilo de garra y pasión. Mucho se ha escrito sobre que uno representa la alegría de la samba y el otro el drama y la tragedia del tango. Pero Argentina no sólo es amor a la camiseta y Brasil no es sólo malabares con el balón.De los premios que reconocen al mejor futbolista sudamericano del año, que se entrega desde 1971, Argentina y Brasil cuentan con 13 premios cada uno, mientras que los futbolistas argentinos han ganado seis balones de oro y los brasileños cinco. Tampoco la FIFA pudo decidir y reconoció a Pelé y Maradona como el mejor jugador del siglo XX.En cuanto al juego sucio, Brasil ha sido protagonista de los dos encuentros con más faltas en la historia de los mundiales, contra Colombia (54) y Chile (51), ambos en 2014.De hecho, los anfitriones de la pasada Copa fueron los que más cartulinas amarillas recibieron con 14 y fueron los segundos que más faltas cometieron 123 (Holanda cometió 126).»Agua bendita»Como si fuera un imán, la rivalidad entre Brasil y Argentina se para una y otra vez en aquel partido jugado en la ciudad italiana de Turín el 24 de junio de 1990. Antes hubo otras momentos de tensión como el final del partido de la final de la Copa América de 1959, cuando los brasileños aseguran que el árbitro pitó el final del partido cuando el balón se disponía a cruzar la línea de gol, que le hubiera dado el triunfo y el título a Brasil.O la llamada «batalla de Rosario» en 1978 y las sospechas de que hubo un arreglo para que Argentina venciera por goleada a Perú y avanzara a la final en detrimento de Brasil.En Italia, Brasil jugó mejor y estuvo cerca de anotar en varias ocasiones, pero no lo hizo. Ganó Argentina y luego apareció la teoría del «agua bendita», el líquido que en un momento del partido ingirió Branco.El lateral brasileño dijo que se sintió mareado tras beber el agua y sugirió que el contenido de la botella que le dio el fisioterapeuta argentino Miguel di Lorenzo había sido adulterado.La teoría de la conspiración tomó fuerza cuando en 2005 Maradona bromeó sobre el incidente en un programa de televisión y el seleccionador argentino en aquel partido, Carlos Bilardo, declaró que no podía negar que fuera cierto.Pero cuando la federación brasileña pidió a la FIFA que investigara el caso, Bilardo aseguró en BBC Mundo que nunca supo nada de eso.»No podemos jugarnos el nombre por toda esta pavada que viene de hace muchos años», enfatizó.La FIFA no lo investigó, Argentina siempre lo negó y Brasil sigue creyendo que sí pasó.


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