Comparar suele ser malo pero también a veces sirve para tomar y anotar diferencias, proponerse metas y aunque más no sea sonar un poco. Por tal razón es que comentamos dos estilos de sociedades que se evidencian en dos diferentes actitudes hacia las instituciones.En los pasados meses se prendió una importantísima disputa legal entre la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA) y la gigantesca empresa de productos electrónicos y de computación Apple. El punto en discusión era el acceso a la información que pudiera contener un teléfono móvil Iphone que perteneció al terrorista norteamericano y su esposa musulmana radicalizada que hace algunos meses masacraron a una veintena de personas en la ciudad californiana de San Bernardino disparando a mansalva en un lugar público.La CIA pretendía que la empresa fabricante (Apple) abriera la encriptación del teléfono del terrorista a fin de poder buscar pistas que permitan un mejor estudio del crimen y sus posibles ramificaciones a través de la información que allí pudiera estar contenida. Apple se negó a ello aduciendo que uno de los pilares de su éxito comercial se asienta en la protección a ultranza de la confidencialidad de la información generada por los usuarios de sus productos que ?además? goza de rango constitucional en Estados Unidos. Como se puede apreciar, los principios que estaban en juego son, por un lado, el interés nacional y general consistente en que se otorgue a las instituciones adecuadas la información necesaria para poder mantener y mejorar la seguridad nacional en su conjunto y por tanto la de sus ciudadanos. Por el otro lado, se opone el derecho de las personas a la confidencialidad de sus comunicaciones que también es una de las bases de la libertad y la democracia que ?fuera de cualquier otra consideración? reinan en el ?imperio?. Antes de seguir con el análisis este columnista se pronuncia decididamente por el interés colectivo por encima del individual pero siempre sujeto a los controles legales y constitucionales destinados a evitar los abusos que en nuestra Venezuela son habituales.Como CIA y Apple no pudieron ponerse de acuerdo, resolvieron llevar la disputa a un tribunal pero mientras esta tramitación legal se desarrollaba la agencia gubernamental (CIA) contrató los servicios de una empresa israelí especializada en hacking y desencriptación la cual en algunas semanas logró encontrar la solución técnica para descubrir la clave y poder revelar la información contenida en el aparato. Así las cosas, la CIA desistió de la demanda y de inmediato Apple redobló la tecnología de encriptación que le permitirá seguir ofreciendo confidencialidad por lo menos hasta que alguien vuelva a conseguirle la vuelta al asunto otra vez. En todo caso el tema de lo que es prioritario y lo que no lo es sigue abierto y sin duda llegará el momento en que deba decidirse judicialmente más temprano o más tarde.La comparación viene al caso cuando contrastamos el ejemplo anterior con los abusos flagrantes y repetidos ?además de ilegales? que presenciamos a diario en nuestra Venezuela donde el ciudadano Diosdado Cabello, que ocupó la presidencia de la Asamblea Nacional conduciendo al mismo tiempo un asqueroso programa de televisión a favor de una tolda, y también otros, transmiten conversaciones grabadas ilegalmente, incluyendo a veces a sus propios comilitones (Mario Silva de La Hojilla) y/o difunde esas conversaciones en las sesiones del Poder Legislativo que es la mera Asamblea Nacional, siendo que a veces tales conversaciones sirven de base y sustento para procesos penales que causan sufrimientos, graves consecuencias y hasta exilio a quienes nada ilícito han hecho.Pues, ese mismo ciudadano acaba de declarar que ninguna ley aprobada por la actual Asamblea Nacional será puesta en vigencia en Venezuela. Es por eso que este columnista consideró apropiado y útil establecer la precedente comparación.


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