A 50 kilómetros de Miami existe una rareza que bien vale la pena visitar durante un viaje, sustrayendo apenas medio día a unas vacaciones de playa.El Coral Castle -tal el nombre del curioso conjunto- es una suerte de gran parque donde se levantan esculturas de roca sedimentaria coralina. ¿Cómo hizo Edward Leedskalnin -un inmigrante letón- para manejar y transportar los pesados bloques? Todavía es un misterio.Lo cierto es que trabajó en secreto durante años, entre 1923 y 1941, dando forma a una gran luna, una mecedora, una puerta de nueve toneladas… todo íntegramente en piedra, con un peso que promedia los 1.800 kilos por m3. Se dice que todo el ?castillo? es un homenaje al amor perdido de Agnes, la novia de 16 años que lo abandonó poco antes de casarse.


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